LA SOLUCIÓN DE LA CRISIS NO ES ALINEARSE CON ESTADOS UNIDOS
19 de mayo de 2019
Columna de Leonardo Boff, teólogo brasilero. La situación de Brasil y las analogÃas necesarias con Argentina.
Por Leonardo Boff *
El proceso actual de globalización revela, a mi modo de ver, dos tendencias básicas: la globalización monopolar hegemonizada por Estados Unidos, con el respaldo por las grandes corporaciones económico-financieras. Marcada por la homogeneización de todo. Dicho en un lenguaje pedestre, serÃa una hamburguerización del mundo: la misma hamburguesa con la misma fórmula, consumida en USA, en Rusia, en Japón, en China y en Brasil.
La otra tendencia es multipolar, prevé varios polos de poder, con distintos centros decisorios, pero todos dentro de la misma Casa Común, una, compleja, amenazada de ruina. China hegemoniza esta tendencia. Predomina la monopolar. El “America first” de Trump significa “sólo América”. Sólo ella tiene intereses globales –dicen–, y se arroga el derecho de intervenir allà donde esos sus intereses están amenazados, o pueden ser extendidos, ya sea mediante guerras directas o delegadas, como Trump pretendÃa con Brasil ante la crisis en Venezuela, sin considerar los contratos y leyes internacionales.
La estrategia de EEUU, radicalizada después del atentado a las Torres Gemelas, es garantizar su hegemonÃa mundial mediante los medios de destrucción masiva en primer lugar (pueden matar a todo el mundo), y después por la economÃa capitalista y por la ideologÃa (Hollywood desempeña un gran papel en eso), que es una forma de guerra blanda (guerra hÃbrida) pero efectiva para conquistar mentes y corazones por la vÃa simbólica y por el imaginario, bajo el supuesto signo de la democracia y de los derechos humanos.
Pero el gran medio de dominación es la economÃa de carácter capitalista neoliberal. Ésta tiene que ser impuesta a todo el mundo (China se dejó ganar por ella para fortalecerse económicamente). Esto se hace a través de las grandes corporaciones globalizadas y sus aliados nacionales. Ésta es la gran arma, pues la otra, la bélica, funciona como disuasión y como un espantapájaros, pues puede destruir a todos, inclusive a quien la usa.
Quien gane la carrera de la innovación tecnológica, especialmente la militar pero también la económica, conseguirá la hegemonÃa mundial. ¿Qué tiene que ver todo esto con la actual situación polÃtica y económica de Brasil? Tiene todo que ver. Con el presidente Jair Bolsonaro se hizo una opción clara por la alineación irrestricta y sin contrapartida con las estrategias de hegemonÃa mundial de EEUU.
En los altos niveles militares y en las élites adineradas se esgrime el siguiente argumento: no tenemos ninguna posibilidad de ser una gran nación, aunque tengamos todas las condiciones objetivas para ello. Hemos llegado tarde, y no participamos del pequeño grupo que decide los caminos del mundo. Hemos sido colonia y se nos impone una recolonización para abastecer de materias primas naturales (commodities) a los paÃses avanzados. Es forzoso incorporarse al más fuerte, en este caso Estados Unidos, como socio agregado con las ventajas económicas concedidas al selecto grupo transnacionalizado que da sustentación a esta opción. Aquà faltó una inteligencia más soberana para buscar un camino propio en relación dialéctica con las grandes potencias actuales.
Las grandes mayorÃas pobres no cuentan. Son ceros económicos. Producen poco y no consumen casi nada. De la dependencia pasan a la prescindencia.
¿Cuál es el cambio que ha ocurrido en Brasil en los últimos años? La cúpula superior del ejército, los generales que tienen tropa a su mando (éstos son los que cuentan) habrÃan abrazado esta tesis. HabrÃan dejado en segundo plano un proyecto de nación autónoma. La seguridad de la cual son responsables estarÃa garantizada ahora por EEUU con su aparato militar y sus más de 800 bases militares repartidas por todo el mundo. Esta adhesión implica también incorporar la economÃa de cariz liberal (entre nosotros, ultraliberal) y la democracia representativa, aunque sea de baja intensidad.
Con el actual Presidente, Brasil ha sido ocupado por los militares. El excapitán, hecho jefe de Estado, es la cabeza visible de este proyecto, implantado abruptamente en Brasil. Para esta diligencia se hace necesario debilitar todo lo que nos hace un paÃs-nación: la industria debe entrar en un ritmo lento y ser sustituida por las importaciones; las instituciones con signos democráticos y nacionalistas, mantenidas, pero hechas ineficientes; las universidades públicas, desmontadas, para dar lugar a las privadas y asociadas a las grandes empresas, pues éstas necesitan cuadros formados en ellas para poder funcionar.
Las pequeñas peleas internas entre el astrólogo de Virginia y los militares son irrelevantes. Ambos tienen el mismo proyecto básico de adhesión a Estados Unidos y al neoliberalismo, pero con una diferencia. Los olavistas son toscos, rudos, con un lenguaje vulgar. Los militares acuden con aires de educación y de civismo, queriendo inspirar confianza, pero tienen el mismo proyecto de base. También la misma adhesión a EEUU. Resignados, admiten que en la nueva guerra frÃa entre EEUU y China, tenemos que optar por EEUU o ser tragados por China, renunciando asà a un camino soberano en medio de las tensiones entre las grandes potencias.
Veo dos vÃas de enfrentamiento, entre otras:
La vÃa ecológica: todos estamos dentro del antropoceno, era en la que el ser humano está desestabilizando aceleradamente todo el sistema-vida y el sistema-Tierra. Los sabios y cientÃficos nos advierten que, si no cambiamos, podremos conocer un desastre ecológico social que puede destruir gran parte de la biosfera y de nuestra civilización. Asà el propio sistema capitalista y su cultura perderÃan sus bases de sustentación. Los supervivientes tendrÃan que pensar en un plan Marshall global para rescatar lo que quedara de la civilización y restaurar la vitalidad de la Madre Tierra.
La vÃa polÃtica: una masiva manifestación popular, un tsunami de gente en las calles, protestando y rechazando ese modelo anti-pueblo y anti-vida. Los generales se sentirÃan atrapados por las acusaciones de anti-patriotismo, provocando una división interna entre los que apoyan a las calles y los que se resisten. Los polÃticos lentamente irÃan adhiriéndose porque no verÃan otra alternativa. De esta forma podrÃa surgir un movimiento alternativo y contrario al orden vigente.
PodrÃa haber mucha violencia en ambos lados. No serÃa descartable una intervención norteamericana, ya que sus intereses son globales, especialmente teniendo como objetivo la Amazonia. Queda por saber si Rusia y China tolerarÃan esta intervención. Lo peor que podrÃa suceder serÃa crear una especie de Siria en nuestro territorio. El escenario es sombrÃo pero no imposible, se sabe que hay halcones en los órganos de seguridad que no descartan esa posibilidad.
A nosotros nos cabe secundar la vÃa polÃtica con los riesgos que implica. No perdamos la oportunidad de confiar en nuestras virtualidades, especialmente en lo que concierne a la riqueza ecológica, y de tener importancia en la determinación del futuro de la humanidad y del planeta vivo, la Tierra.
Lo más importante es presentar una alternativa viable de otro tipo de Brasil, soberano, con una democracia participativa, justo, abierto al mundo y dispuesto, por su capital natural, a ser la mesa puesta para las hambrunas del mundo entero.
* Teologo de la liberación.