Nosotras no aflojamos: del ENM al paro de mujeres
18 de octubre de 2016
El miércoles 19 paramos porque el sistema que nos oprime, mata y encarcela, no puede funcionar sin nosotras.
Por Nadia García
Los días 8, 9 y 10 de octubre tuvo lugar en la ciudad de Rosario el 31° Encuentro Nacional de Mujeres, que contó con la participación de más de 70 mil mujeres en todo el país. El volumen de la concurrencia no es un dato menor, teniendo en cuenta que en épocas de crisis, devaluación galopante del salario, paritarias que cierran por debajo de la inflación, y un aumento desmedido del desempleo y la precarización laboral, la mayoría de las asistentes se avocaron a la enorme tarea de autofinanciar su viaje y el de sus compañeras de organización, partido o gremio.
El éxito político del Encuentro no fue únicamente dado por la masividad de la convocatoria, sino por el profundo compromiso de cada mujer para fortalecer de la discusión colectiva.
La participación en talleres se dio en torno, inicialmente, a 69 comisiones temáticas predeterminadas, que abordaban desde la relación entre la mujer y un modelo económico de exclusión, hasta la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos sobre el propio cuerpo, pasando por áreas educativas, históricas, de relación humana y social, y de inserción y participación política. Como suele suceder, al momento de llevar adelante estas comisiones, muchas debieron desdoblarse en dos o más debido a que, la cantidad de concurrentes interesadas en participar del mismo, excedía la capacidad del aula de colegio o universidad previamente asignada para su desarrollo.
El éxito político del Encuentro no está únicamente dado por la masividad de la convocatoria, sino por el profundo compromiso de cada mujer que la lleva a invertir un fin de semana largo, el último del año, en el fortalecimiento de la discusión colectiva que trata de llevar un poco más lejos. Ese horizonte que tantas veces ha cercenado la pertenencia partidaria y sus mezquindades, que han sido el coto de maya de conquistas que aún son deudas no saldadas del reconocimiento de nuestros propios derechos.
Penosamente, este sacrificio fue opacado por la brutal y desmedida represión con que respondieron las fuerzas de seguridad al accionar de pequeños grupos que intentaron avanzar sobre la Catedral.
Penosamente, el sacrificio puesto a disposición de generar mayores niveles de consenso, entre mujeres de distinta o ninguna pertenencia orgánica, para poder avanzar en aquellas tareas pendientes para construir la igualdad en lo cotidiano, fue opacado por la brutal y desmedida represión con que respondieron las fuerzas de seguridad al accionar de pequeños grupos que intentaron avanzar sobre la Catedral. Amén de la provocación puesta en escena por un sector de ultra derecha religiosa. No solamente la violencia con que responde el Estado es causal de repudio. También la capacidad mediática de transformar instantáneamente una jornada de 72 horas de debate, para encontrar puntos en común y herramientas de acción concretas en la lucha contra las injusticias, en una fotografía lamentable de violencia, escraches y mano dura. El combo perfecto para alimentar la libido amarillista de los formadores de opinión pública, que buscan con ansias cualquier elemento deslegitimante de la organización popular, y en particular, de la organización política de decenas de miles de mujeres dispuestas a llevar adelante un nuevo cambio de paradigma.
Mientras todo esto ocurría en la metrópoli santafesina, en otras partes del país se perpetraban los femicidios que conmocionarían a las compañeras a medida que desembarcaban de regreso en sus ciudades de origen. Primero, el escenario del horror fue la ciudad de Mar del Plata, y la víctima una adolescente violada, torturada y asesinada. Casi de forma simultánea, se suma a la estremecedora estadística, una mujer adulta de Isidro Casanova, muerta por lesbofobia. La lista se agranda mientras vos leés estas líneas, a un ritmo tan acelerado que establecer un parámetro de cada cuántas horas una de nosotras pierde la vida a manos de la violencia machista, resulta inoficioso, vago e impreciso. Más aún teniendo en cuenta que son minoritarios los casos que toman conocimiento público en los sócalos de televisión.
La organización popular de las mujeres no se amedrenta ni se aquieta, sino que demuestra no estar dispuesta a retroceder un solo paso mientras la opresión patriarcal se siga llevando nuestras vidas.
Pero esa conmoción se puede transformar en lucha organizada. Y la organización popular de las mujeres no se amedrenta ni se aquieta, sino que demuestra no estar dispuesta a retroceder un solo paso mientras la opresión patriarcal se siga llevando nuestras vidas. Las noticias de nuestras muertes, bajo el cristal de un periodismo forense que no pocas veces ha gastado más energías en señalar a las víctimas que a los victimarios, fueron una cachetada súbita de fría realidad que culminó en asambleas de mujeres en diversos lugares del país, el pasado jueves mientras caía la noche, donde se definieron acciones concretas para impulsar la toma de conciencia social sobre el grave flagelo al que nos vemos sometidas.
El miércoles 19 las mujeres paramos porque el sistema que nos oprime, mata y encarcela, no puede funcionar sin nosotras.
Es por ello que el miércoles 19 de octubre, LAS MUJERES PARAMOS. A las 13 horas habrá un cese de actividades en el lugar de trabajo de cada una, sea éste un puesto laboral formal o informalizado, remunerado o naturalizado en su gratuidad. A las 17 horas una jornada nacional de lucha que en Buenos Aires se llevará adelante con una marcha desde el Obelisco hasta Plaza de Mayo, pidiendo por la vida que nos arrebatan a todas. Reclamando por el presupuesto que el Estado recorta a las áreas correspondientes a garantizar los derechos de cada mujer en situación de violencia. Repudiando a una corporación judicial que sabe ser cómplice y encubridora de acosadores de nuestros cuerpos, de abusadores de su poder, de perpetradores de crímenes de odio y de tratantes de personas, pero que nunca ha dudado en inclinar la balanza de la (in)justicia en contra de las mujeres que han decidido sobre sus propios cuerpos, o que han luchado por cambiar los destinos de la patria.
El miércoles 19 paramos porque el sistema que nos oprime, mata y encarcela, no puede funcionar sin nosotras. Gritaremos por aquellas cuya voz se ha apagado con la muerte. Llenaremos las calles vestidas de luto, por las que ya no están, pero encendidas de lucha, porque todas unidas triunfaremos.