Oveja Negra

NOS FUSILAN OTRA VEZ


09 de junio de 2019

Oveja Negra

El día de la Resistencia Peronista desde una semblanza de la Negra Carranza, peronista eterna, hija de uno de los fusilados.

Por David Acuña

 

Conocí a la Negra hace muchos años, ya no recuerdo en qué circunstancia, solo puedo decir que militando en el peronismo. Una mañana de frio de 2011, tal vez de mayo, caminábamos bien temprano rumbo al Hospital Eva Perón de Ruta 8 donde ella trabajaba. La acompañaba a una reunión porque se iba a conformar la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia de San Martín y se nos venían los juicios a los genocidas. Lo cierto es que la Negra hace rato venía esperando que los juicios a los milicos y represores se iniciaran, lo llevaba como quien lleva una deuda pendiente desde hace mucho, tal vez desde siempre.

“-Negra, estas feliz?”, le pregunte. Me miró y no contesto. Creo que se quedó pensando, pero recuerdo la sensación de esa mirada sin tiempo, como que en ella había otros quienes de épocas pretéritas también me miraban sin decir nada.

“Nicolás Carranza no era un hombre feliz, esa noche del 9 de junio de 1956. Al amparo de las sombras acababa de entrar en su casa, y es posible que algo lo mordiera por dentro. Nunca lo sabremos del todo. Muchos pensamientos duros el hombre se lleva a la tumba […] Después conversó con la preferida, Elena, de once años –alta y espigada para su edad, grandes ojos pardos–, le contó algo de sus andanzas mezclado con algo de fábula risueña, y la interrogó con preocupación, con miedo, con ternura, porque, la verdad, se le hacía un nudo en el corazón cada vez que la miraba, desde que estuvo presa. Presa durante varias horas, aunque parezca cuento, la tuvieron en Frías (Santiago del Estero) el 26 de enero de 1956. El padre la había dejado allí el 25 con familiares de la madre, aprovechando uno de sus viajes regulares en la línea al Norte del Belgrano, donde trabajaba como camarero, y había seguido de largo. En Simoca, provincia de Tucumán, lo detuvieron por una denuncia de distribuir panfletos que nunca llegó a probarse. A las ocho de la mañana siguiente la sacaron a Elena de la casa de sus parientes, la llevaron sola a la comisaría y la interrogaron durante cuatro horas. ¿Llevaba panfletos su padre? ¿Era peronista su padre? ¿Era un delincuente su padre? Se enloqueció don Carranza cuando supo la noticia. –A mí, que me hagan cualquier cosa. Pero a una criatura... Rugía y sollozaba”. Con estas palabras Rodolfo Walsh describe parte de los acontecimientos de 1956 donde Nicolás Carranza, la Negra y su familia fueron y son protagonistas.

El 9 de junio de 1956, en horas de la noche, en los basurales de José León Suarez el cuerpo de Don Carranza era acribillado junto a los de los compañeros Brión, Garibotti, Lizaso y Rodríguez. Otros lograron sobrevivir.

Que lo pario che, los muertos y los presos siempre los pone nuestro pueblo.

“-Negra, estas feliz?”, le pregunte. Me miró y no contesto. Creo que se quedó pensando… En sus ojos me miraban los compañeros fusilados del 56; la Semana Trágica; la Patagonia Rebelde; los bombardeados en la Plaza; los masacrados en Ezeiza; Trelew; los 30 mil; Teresa Rodríguez; Maxi y Darío, el Oso Cisneros; Carlos Fuentealba; las víctimas del gatillo fácil; los fusilados por el hambre, el paco y la desocupación… Que lo parió che!!! Nos fusilan otra vez!!!

A ver si la militancia lo entiende y los candidatos hacen caso: en octubre con ganar no alcanza, hay que dar vuelta todo y que los gorilas coman mierda.

 

* Militante peronista. Profesor de Historia. 

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