MI VOTO VALE
20 de septiembre de 2021
Es necesario y urgente volver a las fuentes con lecturas actuales. La disidencia es posible. Sin temores.
Por Jesica Gindin
Domingo electoral. Salió el sol, después de días lúgubres bajoneros londinenses. Escribo un mensaje a nuestro referente político. ¿A quién votamos? La desidia es parte del paisaje. La certeza ni siquiera se asoma por la ventana y la duda nos atrapa sin salida.
Debería ser una fiesta, así lo siento siempre. Un derecho conquistado luego de nuestra historia escrita con sangre. No olvidamos, no perdonamos ¿dónde están los 30.000?
Las resistencias cotidianas, las libramos en la micropolítica, en aquellos lugares entre los márgenes escribía la española Vasallo, pero… ¿quién se ocupa de los márgenes? ¿quién los escucha? ¿quién les tiene una mano amiga?
La pobreza se ha socavado, el tejido social derruido y una pandemia mundial não tem fim.
No se discuten ideas ni proyectos. Una candidata expone su cuerpo como campaña política, no es el culo, no somos puritanos. El sentido del quehacer político se ha desdibujado. ¿para que se presentan? ¿a quienes representan? ¿se vive de la política o para la política? el mismo dilema, se preguntaba M. Weber en el siglo XIX. ¿Cuánto tiempo se puede ser político/a? ¿es un trabajo full time perenne o temporal de part time? ¿qué se necesita para volver a conmovernos?
Los partidos tradicionales están en crisis, ¿el dogma partidario se cuestiona? ¿sos un marginado/a? ¿cómo enamorarse nuevamente? Sin pasión no hay movimiento, de eso estamos seguros. [Poner el cuerpo, es la premisa] ¿de qué forma? [Soy un soldado de Perón] ¿dispuesto para la guerra? ¿qué guerra? ¿de ideas o de lugares para unos pocos? [Por sobre todas las cosas, soy compañero/a]. Etimológicamente, proviene del latín que significa ‘compartiendo el pan’ o ‘los que comparten el pan’. Una palabra loable, que trasciende en el tiempo. Si, nos identifica como movimiento y nos reconoce entre pares. Es la horizontalidad, la empatía, la justicia social en una comunidad organizada que se construye en las pequeñas acciones, en los barrios, en los salones y pasillos gubernamentales. ¿cuántos son los que cumplen con este requisito?
Es necesario y urgente volver a las fuentes con lecturas actuales. La disidencia es posible. Sin temores.
Una quimera: la ética partidaria. ¿Será posible?
Retomo un verso de la poeta venezolana, E. Pineda (2020) para invitarnos a la disquisición:
“Cuando unos se disputan nombramientos y etiquetas,
seguimos aquí nosotros,
administrando nuestras miserias”.