"Todos ustedes van a ser Lula y van a caminar por este país. Ellos tienen que saber que la muerte de un combatiente no para la revolución. Cuanto más días me tengan preso, más Lulas van a nacer en este país".

"Nunca pensé que poner un plato de comida en la mesa de un pobre, generaría tanto odio de una élite harta de tirar comida a la basura." Dijo alguna vez Lula como preludio de la destrucción de cualquier pauta democrática de convivencia con las mayorías populares.

El mito republicano de las minorías oligarquicas se termina en el mismo lugar en el que un pueblo se aferra al liderazgo y se organiza con vocación de poder.

Como en México, el poder económico de Brasil se encamina a transformar su democracia en una farsa.

Un circo mediático en el que sólo se puede elegir cambiar de collar. Y para los pueblos al Sur del Continente, no se trata de cambiar de collar, si no de dejar de ser perros.