Oveja Negra

IMPERIALISMO Y NAFTALINA


17 de abril de 2018

Oveja Negra

"Qué fácil sería explicar la realidad si la palabra imperialismo no hubiera pasado de moda. Nos hubiera permitido entender (...) por qué razón las economías solo son prósperas cuando benefician a las potencias mundiales, o que los crecimientos económicos sólo pueden ser reconocidos cuando se concentran en los balances de un puñado de multinacionales".

Ilustración: Serko
Ilustración: Serko

Por Oveja Negra

Hagamos un ejercicio juntos. Suponga usted que es un periodista independiente, ocupando el rol de editor de una gran empresa periodística de la Argentina. Haga de cuenta que, durante la madrugada  recibe la noticia de que Estados Unidos, Inglaterra y Francia bombardean Siria, se entera por un comunicado del Departamento de Estado de uno de los países que formula el ataque. El comunicado le menciona que el hecho es en respuesta al ataque con armas químicas que el país bombardeado efectuó contra su propia población unos días antes. 

Le aclaramos que no es necesario que usted tenga un juicio previo sobre los países en cuestión, tampoco le pedimos que esté al tanto de los hechos recientes de nuestra historia. Simplemente, haga de cuenta que usted es un ignorante desinformado, que no conoce que entre Estados Unidos, Francia e Inglaterra, a lo largo de su historia, colonizaron las dos terceras partes del globo terráqueo, mucho menos tiene que conocer que hace poco más de diez años atrás, uno de los países mencionados con la excusa de haber encontrado armas químicas invadió Irak, colgó a su presidente y dejó millones de muertos en una guerra intestina que aún no concluye.

Usted, para resolver este ejercicio, solo tiene que tener en cuenta lo siguiente: a su conocimiento también llegó otro comunicado, en este caso del Ministerio de Defensa de Rusia, con un video en el que dos médicos Sirios (que aparecen en un video anterior en el que asisten a personas atacadas con armas químicas) se sientan frente a una cámara y aclaran que no hubo ataque con armas químicas, que el video que presentó Estados Unidos fue una escena montada por militares de ese país. Los médicos señalan además, que no hubo muertos por haber estado expuestos a reactivos químicos utilizados en ataques.

Con estas certezas, a usted como periodista independiente, que sabe que su titular lo leerán cientos de miles de personas al día siguiente y que otros miles de periodistas, por la influencia publicitaria y el monopolio de difusión que ha consolidado el medio para el cual trabaja, habrán de tomarlo con referencia para la construcción de la agenda informativa, ¿cómo carajo se le ocurriría titular la noticia?  Usted, ocasional periodista, ¿se le ocurriría esconder las fotos de las víctimas del ataque y encomendar la redacción de una nota que diga “seis claves para entender el ataque a Siria”, con certezas extraídas del reporte recibido por el Departamento de Estado Norteamericano?

Si usted respondió que sí, está preparado para un segundo ejercicio. Ahora que la vida de miles de personas en Siria a usted le importan mucho menos que la sonrisa de su patrón, cuando vea que su medio sigue defendiendo desde sus páginas a una potencia extranjera por tener alineados sus intereses con aquella, aunque usted de eso no entienda mucho, le llegan nuevos reportes a su despacho en la redacción.

En Lima se desarrolla la Cumbre de las Américas. Y el medio para el cual trabaja cuenta con un enviado especial que le envía los siguientes informes: “Michel Temer, el que quedó en el poder de Brasil tras el golpe de estado a Dilma Rousseff, filmado por un empresario pidiendo sobornos, que acaba de encarcelar al candidato con mayor intención de votos de todo el país a seis meses de las elecciones, pidió luchar contra el flagelo de la corrupción y construir democracia de calidad en Venezuela”. 

“Peña Nieto, Presidente de México, cuyo partido lleva dos elecciones triunfantes después de escandalosos fraudes electorales, pidió que las elecciones en Venezuela fueran limpias y transparentes”.

“Mauricio Macri, que llega con la intervención del principal partido de la oposición en la mochila de conquistas a la cumbre, con presos políticos que se cuentan por docenas, adelanta que sea cual sea el resultado electoral en Venezuela, Argentina no lo habría de reconocer”.

Con estos reportes en su Whatsapp, ¿usted decidiría titular “los presidentes de la región se comprometen a dar pasos concretos contra la corrupción y por la democracia en Venezuela”?

Los discursos prefabricados por la enorme mayoría de los Presidentes de la región durante la Cumbre de las Américas (...) evidencian de una manera brutal y simbólica, la injerencia yanqui en la toma de decisiones

Si usted volvió a responder que sí, hágase un favor. Apague la radio y postúlese para editor general de Clarín, La Nación o Infobae, o bien como corresponsal de Televisa, O‘Globo o el Mercurio. Usted de periodista no tiene un carajo, de objetivo mucho menos. Usted tampoco es un trabajador de prensa. Sencillamente, su problema es que es un canalla.

Los discursos prefabricados por la enorme mayoría de los Presidentes de la región durante la Cumbre de las Américas, moldeados para no superar los ocho minutos, con definiciones ordenadas en la condena al uso de armas químicas por parte de Siria, la advertencia a desconocer la democracia en Venezuela y la descarada apelación a combatir la corrupción, como mal endémico del populismo, evidencian de una manera brutal y simbólica, la injerencia yanqui en la toma de decisiones acerca del rumbo político y económico de la región.

Los dueños del lenguaje, los que moldean la corrección política que según ellos la sociedad necesita, han condenado la palabra imperialismo por sostener que es un concepto pasado de moda. Ha sido erradicada del discurso por parte de la clase política, incluso por muchos compañeros y muchas compañeras, preocupados por la estética de una futura campaña.

Mientras tanto, en apenas una semana, en la Argentina gobernada por Mauricio Macri y los gerentes de los grupos económicos -otro concepto erradicado del lenguaje periodístico- se conoció la importación de ciento veinte mil toneladas de soja y el anuncio de otra importación igual para los meses siguientes, procedentes de Estados Unidos. También se conoció el incremento en la importación de carne porcina proveniente del mismo país, lo que según el sector pone en riesgo 19.000 puestos de trabajo en Argentina.

¡Qué fácil sería explicar la realidad si la palabra imperialismo no hubiera pasado de moda! 

Todo ello, mientras China le restringe ambas importaciones a los de Occidente, en medio de una guerra comercial, en la que Argentina está decidida a profundizar un déficit comercial que el año pasado ha sido record en nuestra historia.

Qué fácil sería explicar la realidad si la palabra imperialismo no hubiera pasado de moda. Nos hubiera permitido entender al conjunto de bandidos que se reunieron en Lima a mentir descaradamente sobre la corrupción, en la que están hundidos hasta el cogote. Nos permitiría asumir que han transformado la democracia en ese sistema en el que las elecciones solo son válidas si gana el candidato que es capaz de leer (aunque no sea de corrido) los telegramas del Departamento de Estado, antes que defender los intereses del país que le toca en suerte gobernar.

Nos permitiría entender además, por qué razón las economías solo son prósperas cuando benefician a las potencias mundiales, o que los crecimientos económicos sólo pueden ser reconocidos cuando se concentran en los balances de un puñado de multinacionales. Nos permitiría entender, fundamentalmente, por qué extraña razón se bombardea un país en nombre de la paz, la libertad y la democracia. “Total normalidad”, titularía un canalla en el gran diario argentino.

Por suerte, pasó de moda el imperialismo. Como todo ¿viste vos?, como tanta otra tristeza a la que te acostumbras.

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