Oveja Negra

EL VIOLENTO OFICIO DE COMUNICAR


23 de septiembre de 2017

Oveja Negra

Quizás el análisis frío de la historia, los aportes de laboratorio de la academia, el debate apasionado de la militancia o una combinación eficaz de estos y muchos otros aspectos, permitan alguna vez reflexionar críticamente las razones por las que una enorme porción de nuestro Pueblo asumió como propios los intereses de la minoría que los odia. Las razones por las que un trabajadores asumió como propias las necesidades del patrón, o los humildes las ambiciones de sus verdugos.

Lo cierto es que el gobierno de Mauricio Macri celebra la exportación de granos sin valor agregado, repitiendo las recetas de aquella generación de oligarcas que promovieron el anhelo de transformar a nuestra Patria en el granero del mundo, expensas del sacrificio de un pueblo que sobraba en sus balances.

Celebran la destrucción del empleo elogiando el ingenio de un obrero de la construcción, que fue despedido y tuvo que poner una parrilla en la puerta de su casa para poder sobrevivir. Festejan como victoria la miseria que administra su gobierno, y anuncian con bombos y platillos la apertura de las importaciones, que destruye la capacidad productiva de un país.

Siembran la Argentina de exclusión, desocupación, peores condiciones de empleo y el profundo temor a vivir sin poder llevar un plato de comida a la mesa.

Expresan alegría por los balances abultados de las grandes empresas que cotizan en bolsa o los bancos, realizando un elogio explícito de la transferencia de recursos que se profundiza. Al mismo tiempo, siembran la Argentina de exclusión, desocupación, peores condiciones de empleo y el profundo temor a vivir sin poder llevar un plato de comida sobre la mesa de su familia.

Las recetas de Prébisch, los doce puntos de Martínez de Hoz, el blindaje de Cavallo y el ajuste de López Murphy. En definitiva, el país formateado por Bartolomé Mitre, precisa desde antaño la edificación de un pensamiento único que convalide la perversión de los intereses que esconden detrás de grandes anuncios, de mentiras descaradas o una brutal ingeniería de desinformación que asfixie el pensamiento crítico, o peor aún, que agreda el instinto individual y colectivo de supervivencia. 

Para el que resiste, palos. Una suerte de “póngase a pensar como nosotros, o lo cagamos a trompadas”.

Quien más que un grupo económico, podría defender con tanto esmero los intereses de los grupos económicos.

La concentración del mapa de la comunicación en Argentina, no se explica simplemente por la avidez de los negocios de Clarín, o la capacidad de sobrevivir a sus infamias que tiene La Nación. ¿Quién más que un grupo económico, podría defender con tanto esmero los intereses de los grupos económicos?

Desde el 11 de diciembre de 2015, con la asunción de la Alianza Cambiemos y derogación por decreto mediante de las normas antimonopólicas sancionadas en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, se inició un camino inexorable hacia la reconstrucción de un modelo comunicacional que significa un disparo en la cabeza a la democracia.

Durante años escuchamos que TN podría desaparecer. Y cuando desaparece un pibe, solidario y abrazado a la causa de quienes luchan contra los monopolios extranjeros de la tierra en nuestra Patagonia, se inicia un ciclo de criminalización de la causa por la que se lucha, de la estigmatización de los que la defienden, y de persecución de la herramienta política capaz de frenar el exabrupto que representa el neoliberalismo como fase de explotación en la historia de un pueblo.

Durante años escuchamos a la Sociedad Interamericana de Prensa, a la Asociación de Empresas Periodísticas Argentinas, a FOPEA y tantos otros defender la libertad de expresión. Pero algunos como responsables directos, y otros como aliados incondicionales, han sido los protagonistas del despido de miles de trabajadoras y trabajadores de prensa, de la asfixia económica que sufren los medios de comunicación alternativos y de la persecución de las experiencias de medios populares, cooperativos o comunitarios que comenzaron nuevamente a ser allanados, silenciados y sus responsables vuelto a transitar los pasillos de tribunales.

Comunicar es un violento oficio, parafraseando a Walsh. La perseverancia de alzar la voz de un pueblo, no es una forma amable de ejercer el oficio del periodismo.

Comunicar es un violento oficio, parafraseando a Walsh. La perseverancia de alzar la voz de un pueblo, no es una forma amable de ejercer el oficio del periodismo. Comunicar en tiempos de neoliberalismo exige sacrificio y militancia. Una particularidad bastante alejada de quien abraza la pantalla de un medio masivo o quien asume el marketing y la impostura para cautivar desde el formato que los grupos económicos imponen para alejar la comunicación del pueblo, de la capacidad de alcance.

Los que sufrimos en forma cotidiana la persecución, la asfixia económica, la estigmatización y el ninguneo de quienes pretenden monopolizar la palabra, aún desde el mismo rincón de la historia que transitamos, tenemos esa obstinación crónica a ser solidarios siempre. Por eso lo somos, principalmente, con las trabajadoras y trabajadores de prensa que con la salida del aire de Roberto Navarro, han perdido sus fuentes de laburo. También con el periodista que se ve sin su espacio televisivo para ejercer su trabajo.

Son estas, quizás, las oportunidades en que se visibiliza con más potencia el brutal ataque a la libertad de expresión. Esto significa el avance en la concentración del mapa de medios de la Argentina, el momento en que se pueda visibilizar la persecución y asfixia de las herramientas de comunicación popular.

Todo ello nos tiene que facilitar una tarea pendiente de la comunicación popular en la Argentina, reconstruir una agenda que nos permita resistir en tiempos de neoliberalismo, y fundamentalmente, construir la voluntad colectiva necesaria para alzar la voz de un Pueblo, hasta que todo sea como lo soñamos, hasta que la Patria vuelva a ser, el sueño que decidimos comunicar.


                                         Colectivo de Medios Oveja Negra

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