Casi 400 despidos por día para bajar la inflación y la pobreza
17 de marzo de 2016
Los 100 primeros días de Macri ya pasaron. Nuestra entrada “al mundo” fue tan triunfante que hasta nos escoltó el presidente de Estados Unidos. ¿A que mundo entramos?
Por Leandro Bruni - UBA
El antropólogo francés Marc Abeles señala que no es un mundo en el cual los Estados desaparecen sino que ya no son el centro de todas las regulaciones. Existen otras instancias que inciden en la regulación de la vida colectiva que se superponen al Estado. Es un mundo donde el mercado actúa. Actúa con un “remanente” de 200 millones de desocupados en todo el mundo, cifra que sube día a día. El mercado premia la mezquindad y la individualización. Basta con ver los libros contables de las principales empresas a nivel mundial para notarlo. Los principales ejecutivos de empresas multinacionales ganan 300 veces más que los empleados de rangos más inferiores. Esto no es solo una alarma ética, en el comportamiento de la humanidad, sino que también los es en el comportamiento empresarial contable de los negocios. Un caso cercano fue el del ex ejecutivo en jefe del banco Lehmans Brother, Richard Fuld, quien cobraba 23.000 dólares por hora previo a que su empresa de 160 años quebrara.
Decía Perón “Gobernar es crear trabajo. (…) la primera consecuencia (del desarrollo planificado) fue que esos 800.000 desocupados (en 1946) se ocuparan en dos o tres meses. Cuando se ocuparon, los salarios subieron solos, porque cuando hay plena ocupación el salario no hay que impulsarlo, suben solos.”. Implícitamente el concepto clave de esta frase es el modelo económico. En el de Perón y el kirchnerismo fue la expansión de la economía con uno de sus pilares claves: el consumo interno. Ahora bien, el plan económico del PRO es aplicar las bases del monetarismo para reducir la inflación:
- bajar la emisión monetaria, para que al haber
- menos dinero circulando se reduzca el consumo y
- los precios bajen.
Esa es la frase típica, y los 3 puntos básicos de la explicación de economistas como José Luis Espert. Pero nos falta algo aquí. Los espacios básicos en la explicación dicen más que lo que detallan: la verdadera explicación consistiría en
- reducir la emisión monetaria significa que hay menos dinero circulando en la sociedad, es decir que
- se reduce el consumo, o sea que cada persona va a poder comprar menos bienes y servicios que no sean los básicos e indispensables para sobrevivir. Esto se traduce en menos salidas al cine y al teatro (cultura), menos cenas afuera (gastronomía), menos viajes los fines de semana largo (turismo regional) y menos “pequeños placeres” (zapatos, juguetes, tecnología, libros, música, etc.) A pesar de ello lo que el consumo no puede evitar son los alimentos básicos para vivir, es decir que no se deja de comprar alimentos (quizás si su variedad y calidad)
- Si hay menos consumo, quiere decir que las empresas ganan menos. Para tratar de equiparar la baja en los ingresos con los gastos constantes que una empresa tiene, lo primero que se hace en un país donde despedir trabajadores es “sincerar la economía”, es justamente eso: despedir mano de obra ahora innecesaria. Cada trabajador desempleado es un ingreso menos en su hogar, pero también menos dinero gastado que genera otros puestos de trabajo. Quizás luego de este proceso que puede durar meses o años, al empresario se le ocurra bajar levemente alguno de sus precios.
Reducir la inflación según los monetaristas es que haya menos gente con capacidad de compra, es decir crear un remante sin capacidad de consumo, para que algunos privilegiados puedan comprar barato.
El sociólogo Mauro Carrano elabora un mapa interactivo con los despidos en el sector público, en el sector privado y donde se produjo algún hecho de represión relacionado con los despidos: http://goo.gl/C4OgBE Relevando las crónicas de los principales medios de comunicación, Carrano releva que los despidos totales alcanzan 37.639 trabajadores, dividiéndose para el sector privado 13.110, mientras que en el sector publico llega a 24.529. La batuta en los despidos la teniene el Estado. Por lo menos arroja la primera piedra, para que luego siga despidiendo el sector privado. Si estas líneas hubieran sido publicadas en la campaña de 2015, serian parte de la llamada “campaña del miedo”, hoy no pueden consolar a ninguno de los casi 40 mil despedidos.
Producir para ganarse la vida no alcanza. El peronismo produce (o debe producir) para desarrollar la vida. En estos 12 años post crisis financiera local, hay una verdad saldada: se puede generar pymes, cooperativas y empresas recuperadas. Los trabajadores pudieron pasar del desempleo y la dificultad de llevar un plato de comida a casa y pasaron (alguna mayoría) a ser pequeños ahorristas. Quizás inclusive algunos de ellos fueron los que reclamaron por la compra de dólares para inversión o protección de sus ahorros al mismo gobierno que en un primer momento los ayudó a salir de la crisis. La sociedad argentina de 2015 no era la misma que la de 2001. A ese pequeño y mediano ahorrista que quería invertir y/o proteger sus ahorros el FpV no supo contenerlo y seguramente se vio tentado por las promesas de bajar la inflación y abrir el cepo al dólar (por ende poder comprar “libremente” dólares) del PRO. Con esto no acuso al pro de cumplir sus promesas (de hecho la inflación es la más alta de los últimos años).
La economía social
El economista argentino Bernardo Kliksberg diserta a nivel mundial sobre temas de desigualdad, trabajo y ética. En sus libros resume los principios básicos que encuentra a nivel mundial en las experiencias de economía social. El principio básico de la economía social es el de armonizar la producción con su entorno. Una economía clásica consiste en el flujo de capital (dinero) hacia la producción de una mercancía, sin considerar los efectos colaterales del entorno: esto es el medio ambiente, las familias, el trabajador, la educación, la renovación de las materias primas, etc. Un caso ejemplificador de la economía destructiva es la minera. Jamás se preocupara por la educación de los hijos de sus mineros, ni si los mineros se enferman por el trabajo que realizan, ni si en 10 años habrá agua potable en la zona que se mino.
La experiencia cooperativista argentina fue una de las expresiones que se alcanzó para salir de la crisis del 2001. El principio básico de porque reunirse en cooperativas está en la necesidad de articular interés, motivaciones, ideas y objetivos. Juntarse para que no cerraran una fábrica. Juntarse para no ser echados. Juntarse para sacar a delante la producción y estabilizar el trabajo.
El desafío: generar trabajo
El desafío para las militancias, sobre todo las peronistas, quienes sienten una responsabilidad especial por la generación de trabajo, como forma de desarrollo social, cultural y económico necesario para la vida, es justamente crear trabajo sin ser Estado.
El desafío no es nuevo. De hecho basta con volver a las bases y a las consulta de “viejos” militantes que ya se vieron en una situación similar a la de hoy: despidos generalizados, cierre de pequeñas empresas, políticos conservadores o liberales en los gobiernos, situación internacional compleja, etc.
El trabajo tiene un rol social fundamental: articula intereses, es creador de cultura y permite el desarrollo de la sociedad. El trabajo no puede depender de si un Estado quiere incentivarlo o no, sino que sobre todo depende de cuál es el grado de compromiso de su sociedad en que el trabajo tenga o no un rol de desarrollo social.
@leandro_bruni