SI NO HAY JUSTICIA PARA EL PUEBLO, QUE NO HAYA PAZ PARA EL GOBIERNO
19 de mayo de 2017
En pocos días, Macri regresará de China y Japón y concluirá así una gira en la que ratifica el rumbo de un gobierno que está forjando una economía al servicio de las potencias extranjeras. Regresará, tal y como lo hizo de su gira por Estados Unidos, con el discurso hipócrita de que “todos quieren ayudar a la Argentina”.
Las corporaciones de la comunicación nos andarán tratando de imbéciles, celebrando acuerdos con China que implican el desarrollo nuclear, hidroeléctrico y de infraestructura de la Argentina, pero no te contaran que fueron generados por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Obras que Macri suspendió cuando tuvo la oportunidad y debió ceder en su concreción durante su viaje, para que China aceptase seguir comprando a la Argentina productos primarios sin valor agregado.
Lo que no te va a contar el gobierno, es que para Macri, desarrollar obras de infraestructura significa una derrota porque genera trabajo local. Y el modelo de desocupación no es una consecuencia inesperada de la economía, la desocupación es el objetivo de un gobierno que busca disciplinar salarios, explotar a los trabajadores flexibilizando sus condiciones de trabajo y destruir al movimiento obrero.
Cada victoria que celebra el gobierno de Mauricio Macri es una catástrofe para las argentinas y los argentinos.
Jamás te van a contar que el desarrollo energético y nuclear de la Argentina constituye una derrota para este gobierno. Porque el neoliberalismo precisa de reservas altas para garantizar los créditos de la deuda externa, pero precisa la producción de energías escasas, para encarecer su precio de consumo. La energía cara, es un palo en la rueda del desarrollo industrial del país. Menos industria, es menos trabajo. Menos trabajo, son peores salarios y menos salarios, es trabajo esclavo para la producción agroexportadora.
El gobierno va a celebrar el acuerdo con Toyota para generar 300 puestos de trabajo. En un país, en el que su economía está destruyendo 470 puestos de laburo por día, el anuncio es de un cinismo criminal. Celebraran el negocio de la importación de casas chinas que pone en jaque la continuidad de miles y miles de puestos de trabajo en la construcción.
Cada victoria que celebra el gobierno de Mauricio Macri es una catástrofe para las argentinas y los argentinos. Una treintena de grupos económicos están haciendo un negocio escandaloso con la timba financiera auspiciada por el Banco Central y financiada por la deuda externa contraída. Cien familias viven de esa treintena de corporaciones. Para ellos gobierna Macri, y para nadie más.
Nos enfrentamos a un gobierno que expresa de manera brutal el odio hacia las trabajadoras y los trabajadores. Que desprecia a los humildes y los condena a la miseria. Nos enfrentamos a una restauración neoliberal que no tiene matices, que no asume la política como herramienta para imponer sus ideas y que transita una espiral de violencia para el conflicto popular que despierta su profundo ciclo de ajuste.
La calle, y fundamentalmente la lucha popular, ha dado un testimonio apasionante de compromiso, solidaridad y de ejercicio práctico de la unidad necesaria para este tiempo histórico.
No parece muy difícil comprender de qué lado de la mecha nos debemos encontrar. No pareciera ser una tarea de ejercicio agudo de lectura política, comprender que el Movimiento Nacional y el peronismo en particular, tiene el desafío de transformarse en la pared contra la que choquen las pretensiones de profundizar el ajuste, el endeudamiento, la devaluación y la miseria con la que nos esperaran los patrones del gobierno, tras la derrota que sufrirán en las próximas elecciones.
La unidad necesaria de este tiempo, no debiera ser producto de extensas jornadas de reflexión intelectual. Hemos logrado en la calle, en las enormes movilizaciones populares construidas a lo largo de estos dieciséis meses, en la solidaridad de la clase trabajadora en cada conflicto social, en la reivindicación de nuestra memoria, consolidar un piso altísimo de unidad frente a las políticas de avance contra los intereses populares.
La calle, y fundamentalmente la lucha popular, ha dado un testimonio apasionante de compromiso, solidaridad y de ejercicio práctico de la unidad necesaria para este tiempo histórico. Sin embargo, nuestra (sí, nuestra) clase dirigente parece, por momentos, no comprender la dimensión y el poder del enemigo que enfrentamos. Hay otros que ni siquiera quieren aceptar que nos gobierna el enemigo y andan mendigando miseria para coadministrar.
Y para construir una victoria política en la Argentina, hace falta reivindicar al peronismo como síntesis histórica de los anhelos populares.
Parecen andar más preocupados en lotear una lista, en distribuir unas bancas o en medir fuerzas electorales, que en construir una enorme victoria política en la Argentina que permita hacer soñar al peronismo con volver a ser gobierno, que permita transformar en esperanza la enorme lucha que está librando nuestro pueblo.
Y para construir una victoria política en la Argentina, hace falta reivindicar al peronismo como síntesis histórica de los anhelos populares. Y también hace falta reivindicar los doce años de conquistas populares de Néstor y Cristina, como síntesis mas reciente de aquellos sueños de justicia social transformados en política de gobierno.
No se trata de una discusión de candidaturas, se trata de abrazar el proyecto que definitivamente le de sentido al peronismo para ser el hecho maldito de ésta restauración neoliberal.
Colectivo de Medios Oveja Negra