Oveja Negra

ORGANIZAR LA MAYORÍA QUE NOS PERMITA VOLVER


19 de junio de 2017

Oveja Negra

Mario Benedetti alguna vez sentenció que los canallas viven mucho, pero a veces se mueren. La muerte no borra nada doña Ernestina Herrera de Noble, aunque le quede la más perversa máquina de desinformación construida en la Argentina como custodio de sus atrocidades. 

En la más absoluta impunidad se murió Ernestina. Ladrona de la herencia del fundador y propietario del diario Clarín, cara visible del órgano de prensa privado que legitimó el programa de miseria planificada de la última dictadura militar. Garante de la impunidad del genocidio perpetrado para imponer ese modelo económico, que consolidó su posición monopólica apropiándose de Papel Prensa en una mesa de tortura, distribuyendo el botín y la cadena privada de desinformación con Bartolomé Mitre de La Nación.

Jamás podremos olvidar el daño causado a los intereses populares, porque quedará Clarín como testimonio miserable de la vida de una auténtica canalla.

Cómplice de la dictadura hasta el paroxismo de la apropiación de menores, se erigió como propietaria del monopolio que opera como garante de la construcción de un pensamiento único que legitime los intereses de los grupos económicos. Aquel que garantizó el blindaje mediático a Mauricio Macri para que alcanzara el gobierno, en lo que significa el mayor fraude electoral desde el retorno de la democracia hasta nuestros días.

Jamás podremos olvidar el daño causado a los intereses populares, porque quedará Clarín como testimonio miserable de la vida de una auténtica canalla.

Tanto como el gobierno de Mauricio Macri y los intereses que representa. Carolina Stanley anunció que revisarán las pensiones por discapacidad que dieron de baja, el habitual reflejo con el que el gobierno retrocede ante cada ajuste que lleva adelante, y que por su perversidad, no escapa siquiera al blindaje mediático que anestesia sus brutales consecuencias.

Como alguna vez Rodolfo Walsh les dijo a los predecesores de Macri “lo que reconocen como errores son crímenes”. La baja de las pensiones no fue un error como ahora aducen, fue consecuencia de una política de ajuste, que elimina retenciones para los agroexportadores y achica el déficit fiscal sacándole la plata del bolsillo a los que menos tienen. Así materializan la brutal transferencia de recursos que están llevando adelante desde hace quince meses y amenazan con profundizarla antes, durante y después de las elecciones de octubre.

No les alcanza con que los índices de desocupación sigan trepando de una manera descomunal, para cumplir con las recetas que le impone el Fondo Monetario Internacional y las potencias extranjeras profundizando el ciclo de endeudamiento, precisan avanzar en la destrucción de los derechos laborales conquistados desde el peronismo hasta nuestros días.

Sin ir más lejos Mauricio Macri acusó de mafias enquistadas en la justicia, encabezadas por Héctor Recalde y argumentó una vez más contra “la industria del juicio”, que no es otra cosa que los reclamos a las patronales para el efectivo cumplimiento de los derechos acordados a las trabajadoras y los trabajadores. No fue un exabrupto y no es un dislate institucional, es la construcción sistemática de una cultura que promueve la optimización de las ganancias empresarias sobre el sacrificio y la flexibilización de los laburantes.

El desafío del Movimiento Nacional en ésta etapa histórica es poder frenar el avance del neoliberalismo que sólo ofrece un destino horrendo para las mayorías populares.

Aún más brutal será el ajuste que preparan las corporaciones económicas para después de octubre, y ahí está el desafío al que se enfrenta el Movimiento Nacional en ésta etapa histórica, poder frenar el avance del neoliberalismo que sólo ofrece un destino horrendo para las mayorías populares.

Con ésta certeza seguimos avanzando en una coyuntura electoral que necesita cerrar el tiempo de sus definiciones para orientar la eficacia de nuestras acciones. La restringida democracia que no pudimos revolucionar, transforma los tiempos electorales en una incuestionable vidriera para traducir en propuestas políticas los objetivos de nuestra estrategia.

Nos habrá de definir la eficacia de nuestra política para frenar el avance de la restauración neoliberal, por mucho más de lo que nos defina la ingeniería montada en un armado electoral o los sellos partidarios que se utilicen. El peronismo encuentra su sentido en la capacidad de traducir en poder político el conjunto de sueños y esperanzas de las mayorías populares.

Precisábamos una lista de unidad con Cristina encabezándola, para encarnar el piso altísimo de conquistas populares alcanzado en doce años y medio y traducirlo en una propuesta electoral. El peronismo es vertebrador de esa construcción electoral, más allá de los sellos partidarios que la compongan. Y ahí está el dato necesario en esta coyuntura compleja.

Restan algunos días para que aquellos que tuvieron que ser apretados por sus bases para decretar un paro en tiempos de desocupación record y flexibilización en auge, para que aquellos que no dudaron en levantar la mano para facilitar el ciclo de endeudamiento furioso que vino acompañado por las exigencias del FMI, para que aquellos que celebran subsidios financiados con el ajuste estructural y se acomodan para co-administrar la miseria, o que se esconden en el silencio ante el avance de los enemigos del pueblo, puedan tomar el camino de enfrentar decididamente el ajuste.

No son tiempos para especulaciones, el desafío es construir la unidad que nos permita vencer y organizar la mayoría que nos permita volver.

El otro camino es darle lecciones de peronismo a quien encabezó desde el gobierno la segunda etapa más nítida de aquella revolución inconclusa, montados en el pedestal de los medios hegemónicos y abrazados a los sellos y símbolos.

No son tiempos para especulaciones, el desafío es construir la unidad que nos permita vencer y organizar la mayoría que nos permita volver.


                                Colectivo de Medios Oveja Negra

 

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