La ex embajadora ante la República Bolivariana de Venezuela y del Reino Unido analiza en esta entrevista, la coyuntura regional latinoamericana luego de los resultados de las elecciones en Brasil. “Es algo que nos consterna a todos, la llegada al poder de un xenófobo y racista. Pero tampoco fue fácil la llegada de la derecha extrema al poder. Para eso tuvieron que hacer un golpe institucional a Dilma Rousseuf con el apoyo de corporaciones mediáticas y financieras. Luego tuvieron que meter preso a Lula, que era el candidato que hubiera ganado las elecciones”, explica.

En este punto, hizo un repaso por los factores que fueron determinantes para que se diera esta situación: “la inédita eficacia de las nuevas armas de propaganda política. Se usó la big data para detectar tendencias, individualizarlas y manipularlas, sumado a una campaña de fakes news que le llegaba masivamente a millones de brasileños por whatsapp”, dice. A esto, le agrega otro dato: “los jóvenes en Brasil no leen los diarios, no los han leído nunca, se enteran de las noticias por whatsapp. Es una especie de neuromarketing político”. Además, apunta: “han usado las banderas de la anticorrupción”.

Ante esta situación, plantea que son varias las lecciones que hay que tomar para evitar los mismos errores en Argentina. “Esa bandera falsa, fictica de la lucha contra la corrupción, tenemos que tomarla nosotros. Hay que discutir de una vez y para siempre el financiamiento de la política, para que nadie se sienta tentado a tener dinero mal habido con esta excusa”. Además, dice: “tenemos que entender que la democracia formal, representativa no sirve más, ya mostró todo lo que podía rendir y no rinde porque se supone que vivimos en democracia, que tenemos una determinada Constitución y sin embargo vivimos en un estado de decepción, donde hay presos políticos sin condena ni sentencia, donde nos han endeudado por más de 100 años sin preguntarnos si queríamos o no”.

Una nueva Constitución

En este punto, afirma Castro que está convencida de que “hace falta una nueva nueva Constitución, donde el pueblo delibere, decida nuevas formas de representación popular. Una democracia participativa protagónica, donde haya otras instancias, donde haya un referéndum revocatorio si no se cumplen con promesas electorales. Creo que un golpe tan fuerte como que haya llegado un fascista por elección al gobierno del país más grande de América Latina, tiene que servirnos para reflexionar muy profundamente, para ver en qué hemos fallado, cómo podemos mejorar, como podemos hacer que participe más gente en la política, para que no haya anti-política. En definitiva, cómo podemos hacer una educación en valores, porque no nos va a bastar con decir: se compraron una heladera o un auto. Es hora de que abracemos valores que la mayoría pueda compartir y defender”.