Oveja Negra

SOBERANIA Y RECURSOS NATURALES EN EL ATLANTICO SUR (III)


10 de diciembre de 2020

Oveja Negra

Entrevista a Jorge Cholvis, tercera parte

Tercera parte de la extensa entrevista con el Dr. Jorge Cholvis

 

ON- Como analiza la Primera Disposición Transitoria incorporada en la reforma Constitucional de 1994, cree que es suficiente esta disposición donde la Argentina ratifica su legitima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondiente, por ser parte integrante del territorio nacional, y un objetivo parmente e irrenunciable del pueblo argentino?

El texto vigente de la Constitución Nacional producto de la reforma realizada en el año 1994, en su primera Disposición Transitoria estableció que “La Nación Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional. La recuperación de dichos territorios y el ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes, y conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino”.

Sin embargo, lamentablemente, dicho objetivo no se pudo aun alcanzar. Por el contrario no se avanzó en absoluto. El invasor inglés mantiene y agiganta su presencia en los espacios terrestres y marítimos que ocupa en el Atlántico Sur. Es más, se niega a establecer las conversaciones respecto a la soberanía que han impulsado las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Entre abril y junio de 1982, durante la última dictadura cívico-militar, durante “la batalla de Malvinas”, se logró una breve recuperación. Posteriormente, los gobiernos democráticos insistieron con los reclamos de soberanía, aprobaron leyes para penalizar las operaciones petroleras en las islas y el tráfico marítimo, pero Londres no soltó más la presa. Volviendo a la línea capituladora de 1990 de Carlos Menem y Domingo Cavallo, Mauricio Macri y Susana Malcorra pusieron la soberanía bajo el paraguas. Mejor dicho, bajo tierra.

Así nos lo hizo saber el comunicado completo de Cancillería, donde Argentina renuncia a su soberanía y queda supeditada al control o injerencia de Londres en otros asuntos internos además de Malvinas. Es que en el acuerdo firmado el 13 de septiembre de 2016 entre Susana Malcorra, ex canciller argentina y Alan Duncan, vicecanciller británico, satisface los pedidos de la Corona Británica en temas como explotación de recursos, pesca, hidrocarburos o vuelos aéreos, sin ningún beneficio para el pueblo argentino, aunque se lo trató de ocultar con explicaciones poco claras brindadas después por la canciller en el Congreso. Se colocó, una vez más “bajo un paraguas” la discusión de la soberanía de las islas, desoyendo la resolución 2065 de las Naciones Unidas establecida hace más de 50 años.

Al invocar los acuerdos de octubre de 1989 y su artículo 2°, se está reafirmando los llamados Acuerdos de Madrid para retornar al viejo “paraguas de soberanía” de la época menemista, que permitió el avance británico sobre las aguas del Atlántico Sur. El insertar dicha fórmula del párrafo 2 de la Declaración Conjunta del 19 de octubre de 1989 que se aplica al Comunicado Conjunto y a todas sus consecuencias, posibilita interpretar que al ratificar los Acuerdos de Madrid dicha Declaración conjunta con Londres lleva a una renuncia a la soberanía de los recursos y territorios del Atlántico Sur. Con esta declaración, se posibilitaba entregar todo eso a Londres, a cambio de nada. Dicho acuerdo posibilita la exploración y explotación de los recursos por el imperio ocupante, sin ningún tipo de sanción o protesta por parte del gobierno argentino. Por el contrario, se coopera para que Inglaterra pueda desarrollar sus actividades económicas en forma pacífica, anhelo para dar tranquilidad a los potenciales inversores. En el texto, no hay mención al tema de la soberanía, como punto de negociación. Esa omisión, genera una inaceptable renuncia tácita del gobierno argentino al reclamo soberano del Atlántico Sur, ya no solo de Malvinas.

De tal modo, en ese tiempo el gobierno argentino reflotaba el viejo paraguas de soberanía. Más vuelos para Malvinas, se renuncia al bloqueo y sanciones económicas por la pesca ilegal y la exploración de hidrocarburos del Mar Argentino usurpado. Habrá operaciones conjuntas en la Antártida, y Argentina dependerá de Londres para realizar cualquier actividad económica en el Atlántico Sur. Aunque se acordó que se exhumarán los cuerpos de los argentinos enterrados en el cementerio de Darwin para identificar a aquellos que llevan la leyenda “Solo conocido por Dios”, la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas bien se había expresado anteriormente por la negativa a esta acción de reflote del “paraguas de soberanía.”

Se pretende sostener que el paraguas de soberanía significó que ambas partes podían discutir asuntos sobre el Atlántico Sur sin que esto significara renuncia al reclamo soberano. Sin embargo, en la práctica ello permitió que Gran Bretaña lograra controlar casi 2 millones de kilómetros cuadrados y apoderarse de la pesca y exploración petrolera, sin que Argentina pudiera evitarlo. Cualquier protesta o movimiento de argentinos en defensa de la soberanía austral puede ser repelido por el gobierno ocupante, y otorga las garantías necesarias para el negocio de la usurpación británica del Mar Argentino.

Asimismo, sin mencionar expresamente a los isleños, al comprometerse Argentina a eliminar todas las restricciones económicas, la declaración habla de un “compromiso positivo para todos los involucrados”, es decir, se inserta a los isleños en las nuevas conversaciones. Y ello así se puede interpretar, ya que el propio gobierno británico de Malvinas ha declarado que desde ahora podrán participar en cada acuerdo y conversación que surja sobre los temas de exploración y explotación de recursos. Así, nuestro país no solo renuncia a reclamar por los recursos que le pertenecen, sino que además permite la inserción paulatina de los isleños como terceros en disputa, dando entidad a Malvinas, como Estado. Es la política del “buen vecino”, que expresara la Canciller Malcorra. Ahora, Argentina ya no solo negociará con Londres, sino que agrega a los isleños.

La política exterior de nuestro país volvía a buscar relaciones carnales con Gran Bretaña, escondiendo el justo reclamo y olvidando el respaldo internacional que tuvo hasta hace poco tiempo atrás. En nuestro territorio permanece la base de Mount Pleasant con casi 2 mil efectivos que custodian y controlan con su armamento, aviones, barcos y un submarino nuclear nuestro mar austral y los pasajes bioceánicos. Con total premeditación miran hacia el sur, pretendiendo el control de todas las riquezas de nuestras aguas y el territorio antártico.

Así es que cabe señalar: ¿Por qué no insistir una y otra vez en el justo reclamo de soberanía que tiene nuestro país desde 1833 y que es avasallada por la posesión colonial de Gran Bretaña? Durante el gobierno de Macri solo se defendió la posibilidad de hacer negocios con el Reino Unido, pues se “olvidó” de mantener el reclamo de soberanía en los foros internacionales. Pero, por historia y por derecho, defender la soberanía es una cuestión de Estado que supera el tiempo y el perfil político de los gobiernos que atraviesa el país. Una sociedad jamás será justa si no ejercita la memoria.

Por ello, en el 36° aniversario del inicio de la guerra de Malvinas, bien afirmó la ex embajadora argentina en Gran Bretaña, Alicia Castro, que la política de Estado del gobierno de Cambiemos sobre las islas fue un “enorme retroceso”, tanto en el reclamo de soberanía como en la omisión de denunciar la “creciente militarización” del archipiélago y el usufructo de los recursos naturales que hace la corona. Además, cuestionó el discurso oficial sobre la identificación de los soldados sepultados en el cementerio de Darwin: “Pretenden arrogárselo como si fuese un éxito de la diplomacia y eso es erróneo. Alicia Castro expresó asimismo: “Creía que (Susana) Malcorra había sido la peor canciller de la democracia argentina, pero (Jorge) Faurie le está compitiendo”.

Sampay señalaba con énfasis que las naciones son estructuras colectivas vitales, pero que a diferencia de las individuales, no están sometidas a los inexorables términos del proceso de desarrollo, decrepitud y muerte biológicos, sino que según sea la excelencia o carencia de su previsión y voluntad, crecen o decrecen, se expanden o se contraen, progresan o decaen hasta sucumbir. Por ello, es indispensable diseñar y aplicar políticas de Estado que lleven a recuperar nuestros territorios del Atlántico Sur.

Es por ello, que entiendo necesario que en un futuro texto constitucional, el tema Malvinas no debe figurar sólo en el marco de una Disposición Transitoria, sino que ello se debe observar, tratar e incorporar desde el nuevo Preámbulo, y en normas claras, absolutas y unívocas para ser cumplidas por los poderes del gobierno nacional. Así es, que sostenemos y proponemos para el debate, que en una Nueva Constitución se establezca en forma expresa, luego de sostener que la Nación Argentina no admite forma alguna de colonialismo o neocolonialismo, ni sometimiento a dictados o directivas de órganos o entidades supranacionales que puedan afectar su soberanía y el derecho de autodeterminación, que la causa de las Islas Malvinas usurpadas merced a circunstancias desfavorables, debe ser reflejada desde el nuevo Preámbulo y en otras partes de la normativa constitucional. Pues para el logro del objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino, entiendo que es indispensable establecer en el texto constitucional la ineludible obligación de los poderes del Estado de ejecutar reclamos pendientes y medidas -tanto en la política exterior de la Nación, como en el interior del territorio continental- para recuperar la soberanía sobre las Islas Malvinas e Islas del Atlántico Sur. 

De tal forma, con ese diseño quedarán perfectamente claros los deberes asumidos por los poderes del gobierno nacional y las políticas a ejecutar; también ello estará plenamente en conocimiento del pueblo argentino; y al posibilitar el rol docente de la Constitución coadyuvará al pleno empoderamiento del pueblo en la senda hacia el logro del efectivo cumplimiento de esas obligaciones asumidas, tanto en el plano nacional como internacional. Por ende, entendemos que la urgente reversión del rumbo nacional será posible sobre la base de la construcción de una nueva institucionalidad, de un nuevo Estado, apoyado sobre nuevas bases conceptuales acordes al país que tenemos y a nuestro tiempo contemporáneo, y que así apuntale constitucionalmente nuestros derechos.

No hemos de claudicar en impulsar dichas políticas de Estado a mediano y largo plazo en la cuestión de las Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Debemos sostener sin claudicar, “a nuestra irrevocable decisión de liberarnos de todo asomo de colonialismo”. Es necesario colocar en el centro del debate el reclamo por la recuperación plena de la soberanía sobre dichos territorios.

Compartir esta nota en