ACADEMIA DE FORMACION DE CUADROS DEL MOVIMIENTO NACIONAL

Cuando Alejandro Álvarez, hace más de una década, pensó en la necesidad de poner en marcha una Academia de Formación de Cuadros, ya hacía tiempo que un tremendo vacío se había instalado en nuestra Nación.

La imposición, como continuidad del “Proceso de Reorganización Nacional” de Alfredo Martínez de Hoz, de una vetusta y antigua “democracia” liberal representativa, ya había anestesiado los corazones y había transformado los comportamientos (para mal) de los “políticos” en camino a conformarse en lo que hoy se nomina una “clase” (o “casta”) en donde los privilegios empujan a la molicie y la mediocridad que nos llevaron a la calamitosa situación a que llegó nuestra patria.

Lejos estaba aquel “sentido heroico de la vida” que nos proponía el Gral. Perón y que millares de jóvenes habíamos aceptado como un glorioso galardón.

Pasaba aquello que en las clases de Conducción Política anunciaba ya en 1952: “En esta escuela se trabaja no solamente sobre la inteligencia de los hombres, sino también sobre su alma, hemos irradiado no solamente luz, sino el calor de las virtudes peronistas, sin las cuales el movimiento justicialista sería un movimiento político, lindo al principio, bueno en la mitad y malo al final”.

Lo que se perseguía al organizar la Academia de Formación de Cuadros era volver a encender los corazones y las almas, no meramente a mover solo el intelecto.

Encender los corazones, sobre todo para revivir ese amor vivo y potente con que Perón y Evita hicieron de una masa doliente un Pueblo digno y protagonista y no espectador mudo.

Amor que era y es el verdadero mandato de ambos hacia los militantes / cuadros para honrar su paso por esta bendita tierra.

Ese debería (y debe ser) el perfil de los militantes, esos que no se conforman con el triste y frio “cumplir” hasta ahí de un funcionario estatal.

Eso venimos haciendo a lo largo del país, sin estridencias, encendiendo corazones argentinos y no buscando fama personal.

Y lo hacemos como debe ser: así como las generaciones que nos precedieron nos pasaron el legado del Movimiento Nacional gratuitamente, así lo hacemos gratuitamente también nosotros hacia las generaciones que van a hacerse cargo de este Siglo XXI lleno de acechanzas inéditas.

En tiempos en que hemos llegado al Universalismo debemos siempre recordar lo que el Gral. Perón en su último aporte – El Modelo Argentino para el Proyecto Nacional – nos dijo: “Argentina, como cultura, tiene una sola manera de identificarse: ARGENTINA. Y para la fase continentalista en la que vivimos y universalista hacia cual vamos, abierta nuestra cultura a la comunicación con todas las culturas del mundo, tenemos que recordar siempre que Argentina es el hogar.

Agradecemos a los que hacen y dirigen esta publicación y aceptamos con mucho gusto la tarea que nos proponen de aportar por este medio una columna en el sentido de lo dicho más arriba.

Dios quiera iluminarnos para lo que aquí presentemos sea de provecho para quienes lo lean.

Atte. “LA ACADEMIA”