MILAGRO SALA. OXIDARSE O RESISTIR
06 de julio de 2021
Editorial de David Acuña.
Por David Acuña
El alfonsinismo y el menemismo fueron la continuación del plan económico de José Martínez de Hoz por otros medios. El golpe de 1976 contra el gobierno constitucional de Isabel Perón se hizo con el claro objetivo de retrotraer a la Argentina a una época pre-peronista donde el trabajador no tenía derechos y la soberanía nacional era un concepto vacío.
Quienes nos sumamos a la acción política durante la década de los 90 ya habíamos escuchado que “la casa estaba en orden” y visto al Turco besarse con Isaac Rojas. Como generación supimos lo que era hacer interminables colas para una entrevista de trabajo y luego volver a casa con la misma nada en los bolsillos. Vimos a más de uno de los nuestros caer en la desesperanza de las drogas o víctimas del gatillo fácil. Supimos de las ollas popular en el barrio y del reclamo de los jubilados todos los miércoles en Plaza Congreso, así como el de las Madres todos los jueves en Plaza de Mayo.
Quienes nos sumábamos a la política por ese entonces pateábamos las calles pintando las viejas consignas de “Patria Sí, Colonia No” y “Combatiendo al Capital”. A fin de cuentas, se trataba, como decía una canción de Hermética muy escuchada en esos años de
“Tenemos
este camino
sin más para elegir
que oxidarse y resistir”
Milagro Sala hace 2000 días que sigue como presa por haberse atrevido junto a miles de compañeros y compañeras de crear el trabajo donde el gobierno no lo daba, de llevar salud donde el hospital no llegaba y de dar educación a quien la escuela había olvidado. Milagro es presa política por haber sido parte de la solución de todo aquello por lo que peleábamos en los 90.
Milagro Sala, presa política de Gerardo Morales y Mauricio Macri lo sigue siendo ante el gobierno nacional de Alberto Fernández, su condición no ha cambiado por más que gobierne el Frente de Todos. Milagro es nuestra presa política, por eso nos duele y por eso le exigimos a nuestro gobierno una respuesta política a la altura de la injusticia.
Si La Flaca siegue presa, si en la Argentina sigue creciendo la pobreza, y si en los barrios sigue habiendo más ollas populares que trabajo, no va a quedar otro remedio que volver a pintar las mismas viejas consignas de ayer sin más para elegir que oxidarse y resistir.