Oveja Negra

MALVINAS, Y EL GOBIERNO DEL EXTRANJERO. 


03 de abril de 2018

Oveja Negra

El Gobierno de Mauricio Macri es un gobierno al servicio del extranjero, que sin la complicidad de los grupos económicos de la comunicación, se caería a pedazos bajo el peso de su cinismo descarado.

Por Oveja Negra 

Malvinas no es un fecha anclada en el pasado, y es mucho más que el recuerdo doloroso de una guerra. Malvinas es una herida abierta en las entrañas de nuestro pueblo, es el testimonio vivo de la vigencia del colonialismo en pleno siglo XXI, es un recurso estratégico para nuestra Patria por su riqueza pesquera y energética.

Desde lo profundo de nuestra historia Argentina ejerció su derecho soberano sobre nuestras Islas Malvinas. Lo testimonian la audacia del comandante Areguatí y de Luis Vernet, quienes llevaron adelante un proyecto de desarrollo económico sobre nuestras Islas. El sentido de indignación de nuestro Gaucho Rivero quien, facón en mano, un 3 de enero de 1833 se enfrentó a los colonos asentados, tras el desembarco de la corbeta británica Clio que accedió a nuestras islas luego de haber sido abatidas las defensas de Vernet en Puerto Soledad por la corbeta norteamericana USS Lexington unos meses antes.

El arrojo de Miguel Fitzgerald, y la voluntad patriótica inquebrantable de Dardo Cabo y sus cóndores, son los que explican el heroísmo de nuestros combatientes en una guerra declarada por oportunismo político de una dictadura al servicio del extranjero, que tambaleaba como consecuencia de sus crímenes y del destino de miseria planificada al que habían condenado a las mayorías populares.

Las corporaciones de la comunicación, las mismas que blindaron mediáticamente a la dictadura y enarbolaron un patriotismo inverosimil durante la guerra, fueron las ingenieras de la desmalvinización democrática, que -con la complicidad alfonsinista- sepultaron en el olvido a nuestros combatientes tras la rendición de Menendez. Fueron las que proclamaron el exitoso camino de las relaciones carnales con la que el menemismo sepultó nuestro reclamo soberano, las que cuestionaron la vehemencia de Néstor y Cristina para ejercer nuestro derecho soberano ante los organismos internacionales, son las que proclaman la reconciliacion y ejercen silencio ante la entrega de Mauricio Macri.

La agresión sobre el sentido común ejercida por Clarín, La Nación, Infobae y sus socios, en complicidad con las multinacionales que controlan la circulación de la información en las redes sociales, pueden explicar que en Argentina, a la que le duele Malvinas, gobierne Mauricio Macri. Un millonario carente de virtudes, el mismo que fuera capaz de sostener que nuestras Islas serían un gasto, y que jamás comprendió los problemas de soberanía en un país tan grande como el nuestro. Que llegó al poder mintiendo descaradamente, y lo ejerce en beneficio de un puñado de grupos económicos que tienen sus intereses mucho más alineados con el colonialismo británico, que con el pueblo que los votara.

Ahí anda el Ministro Aranguren, explicando el brutal ajuste sobre las tarifas a los servicios públicos que destroza el bolsillo de los argentinos para beneficio exclusivo de las multinacionales energéticas, naturalizando ser titular de cuentas en el extranjero, aclarando que no trae la guita al país por falta de confianza, ratificado y avalado por el Presidente de la República, quien lo designara, precisamente, para beneficiar desde su cartera a la British Petroleum, fusionada con Bulgheroni en Panamerican Energy, y que se cansara de cartelizar sus negocios con la multinacional Shell, a la que Aranguren le sigue respondiendo en sus intereses efectivos.

“Total normalidad” tituló Clarín para proclamar la dictadura, y repite la formula ante cada saqueo llevado adelante en la Argentina. La normalidad de ser gobernados por una banda de delincuentes, que se caracterizan por sus cuentas off shore como sencillo testimonio de haber llegado para asegurar la fuga de capitales al extranjero, la evasión de todo tipo de compromiso tributario de las multinacionales con el país, para hacer pesar el ajuste sobre la mayoría de trabajadoras y trabajadores, llenar el vacío de divisas extranjeras con endeudamiento externo, para el cual son especialistas en sacarle ventaja administrando sus intereses, comisiones y seguros de caución.

El gobierno de Mauricio Macri es un gobierno al servicio del extranjero, que sin la complicidad de los grupos económicos de la comunicación, se caería a pedazos bajo el peso de su cinismo descarado.

La revista Gente publicó durante la guerra de Malvinas “seguimos ganando”, Clarín habló de “euforia popular”. Intentaron sostener la dictadura hasta el último de sus días. No dudaron jamás en mentir para mantener un gobierno que defienda los intereses de los grupos económicos a los que legitimaban desde sus páginas. Son los mismos que ayer se rasgaban las vestiduras para desprestigiar las estadísticas del INDEC y hoy celebran sin tapujos que en la Argentina de Macri, bajó la pobreza y creció el empleo.

En un país donde nuestras jubiladas y jubilados tienen que optar entre comprar un remedio o la comida y pagar los servicios esenciales de luz, gas y agua; en un país en el que nuestras pibas y nuestros pibes tienen que volver a los comedores o merenderos porque en la casa no se puede parar la olla. Donde la esperanza para frenar la escalada inflacionaria está puesta en congelar los salarios y en abrir brutalmente las importaciones aunque esto deje miles y miles de fábricas con sus persianas cerradas, sostener que la pobreza bajó o que el empleo crece, implica sencillamente una canallada que marca la estatura moral del enemigo que enfrentamos.

Nuestros héroes caídos en Malvinas nos exigen que la memoria sea un arma cargada de futuro, en el que nuestras Islas sean recuperadas para el ejercicio de nuestra soberanía exclusiva. Nuestros héroes del ARA San Juan, sepultados en la silenciosa sospecha de haber sufrido el acecho británico, exigen de nuestro pueblo la necesidad de quebrar el sentido común que nos ofrece el colonialismo para observar nuestro destino.

Volveremos y venceremos, porque ejercer la soberanía, es recuperar lo nuestro.

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