LA REGION ESEQUIBO ACOSADA POR EL IMPERIO
02 de septiembre de 2020
La Región de El Esequibo es una zona en conflicto en la frontera entre Venezuela y Guyana. El Diablo, que siempre está en los detalle, mantiene una política colonial en Sudamérica en pleno siglo XXI con el único objetivo de dividir y reinar, su codicia no tiene límite.
Por Patricio Falabella *
“El Mérito Supremo consiste en romper la resistencia del enemigo sin luchar”. Sun Tzu, “El Arte de la Guerra”..
El reordenamiento global, sumergido en la pandemia, acelera un proceso turbulento que marca el fin de cualquier intento de restauración al accionar unilateral de Estados Unidos. El afianzamiento de actores como Rusia y China disputando poder a nivel mundial, va consolidando cada vez más un escenario signado por el multilateralismo.
En este marco, el imperialismo estadounidense se repliega sobre su “patio trasero” procurando el control sobre recursos y riquezas geoestratégicas de la región, reavivando delicados conflictos heredados de la geopolítica colonial.
¿Qué hay detrás del Diferendo Limítrofe?
El diferendo territorial por la región del Esequibo entre la República Bolivariana de Venezuela y la Republica Cooperativa de Guyana -ex colonia inglesa conocida como Guyana Británica[1]- se remonta al infame laudo arbitral de París a fines del siglo XIX. Para ese entonces, el Reino Unido había usurpado poco más de ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados de territorio venezolano al occidente del Río Esequibo. Este reclamo histórico de Venezuela sobre su soberanía territorial se expresó en el Acuerdo de Ginebra en 1966. A partir de ese momento, la política exterior de ambos países no obtuvo hasta el día de hoy resultados satisfactorios, muchas veces estuvo subordinada a la coyuntura doméstica, y otras veces condicionadas al entorno de los intereses geopolíticos imperantes. En la actualidad, se reaviva el conflicto en medio de disputas geopolíticas por el control del petróleo y sus riquezas naturales. Estados Unidos ha puesto en juego fuertemente sus intereses en el Esequibo: no solo, ninguneando el derecho internacional, sino también, fomentando la desestabilización política y social de Venezuela en beneficio de sus intereses geopolíticos, e intentando convertir la Republica Cooperativa de Guyana, en la “Kuwait de Sudamericana”.
Del “infame” Laudo Arbitral de Paris a la ONU
Dos años antes en el Tratado de Washington, el “infame Laudo Arbitral de Paris” del 3 de octubre de 1889 sentenció lo pergeñado por las potencias imperialistas.
Este Tratado firmado entre el Reino Unido y Venezuela significó la crónica de un despojo territorial anunciado. El Reino Unido, rechazó la posibilidad que Venezuela obtenga representación para defender su soberanía territorial ante el Tribunal Arbitral en París, recayendo la misma en manos de los EEUU. En consecuencia, la composición del Tribunal quedó conformada por ingleses, estadounidenses y una tercera parte “imparcial”. Sin venezolanos presentes, y sesionando durante solo seis días corridos, de los tres meses estipulados por Tratado de Washington, el Tribunal, por decisión unánime, dictó sentencia a favor del Reino Unido. De esta tramposa manera, el Reino Unido lograba delimitar la porción territorial usurpada al oeste del Río Esequibo para su colonia Guyana Británica. Venezuela puedo conservar las importantes bocas del Orinoco y adyacencias territoriales que, al menos, no fueron consideradas por las pretensiones inglesas más ambiciosas. La injusticia fue manifestada por Venezuela desde el primer momento, y durante todo el siglo XX lo denunció mundialmente como un acto viciado de toda legalidad; y tal como lo consagra en su Constitución de 1999, lo considera nulo e irrito.
Del Acuerdo de Ginebra a la “Kuwait Suramericana”
La fase de declive e inestabilidad del sistema colonial surgió durante el periodo de entreguerras, y para las décadas del 50 y del 60, se hizo insostenible para las potencias colonialistas mantener su statu quo. Este proceso de descolonización estuvo plagado de disputas, tensiones y negociaciones. Sus resultados fueron desiguales[2], pero condicionó en general la disposición de los Estados pos colonial.
En febrero de 1966 se firma en Suiza el Acuerdo de Ginebra entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, en consulta con el gobierno de la Guyana Británica. Este acuerdo se presentó como el instrumento de derecho público internacional más pertinente para buscar una solución práctica y resolver de manera pacífica el viejo diferendo limítrofe, siguiendo los procedimientos que señala el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas.
Para Venezuela, el acuerdo significó un hecho de justicia y reparación histórica frente al oprobio de aquel “infame” laudo arbitral de Paris, y determinó el reconocimiento formal de la zona Esequiba reclamada por parte del Reino Unido y la Guyana Británica. Para el Gobierno Británico, significo una transición que le permitió darle independencia a su colonia, y heredarle el conflicto limítrofe a venezolanos y guyaneses.
Las interpretaciones antagónicas respecto del acuerdo entre las partes, versaron sobre la validez legal del Laudo Arbitral de Paris, y condujeron inexorablemente a un callejón sin salida. Este juego en tablas sin declarar decanto en distintas acciones por parte del gobierno de Venezuela, algunas con éxitos, como la toma de la Isla de Anacoco, y otras poco felices, como el intento secesionista del Rupununi[3], que le valió a Venezuela la imputación de “imperialista” frente a la comunidad internacional.
La suspensión del Acuerdo de Ginebra rubricado en El Protocolo de Puerto España en 1970 congeló las negociaciones por doce años, pero no congeló los hechos de toma de posesión por parte de Guyana, y las disputas continuarían en las décadas posteriores en relación al ejercicio soberano para intervenir la región en conflicto.
A principios del siglo XXI con la llegada al gobierno de Venezuela, del Comandante Hugo Chávez Frías y Bharrat Jagdeo en Guyana, la política exterior de ambos países, durante los primeros años, se mantuvo intransigente ante la puja de concesiones en la región en disputa. La escalada de tensiones resumidas en el conflicto de la Beal son su fiel reflejo. El punto de inflexión llegaría durante el año 2004, con la visita oficial hecha por el Presidente Chávez a Georgetown, anunciando[4] que la República Bolivariana de Venezuela no se opondría a ningún proyecto en la región que beneficie directamente a su población. Dicha manifestación fue una bisagra histórica en las relaciones de estos países y un nuevo comienzo, signado por una estrategia geopolítica que consistía en el fortalecimiento y concreción de la unidad e integración Latinoamericana y Caribeña.
Entre los años 2013 y 2018 las tensiones fronterizas escalaron, en plena arremetida imperialista contra Venezuela. El gobierno de Guyana anunció de forma unilateral la exploración de posibles yacimientos petrolíferos con la empresa Exxon Mobil en los espacios marítimos de la Zona reclamada, marcando los ataques que se coordinaron entre la retórica soez del expresidente guyanés David Granger y los informes rutilantes de la prensa, anunciando los ricos descubrimientos de hidrocarburos sobre la “nueva Kuwait Suramericana”. Estas presiones ejercidas sobre Venezuela llevaron a la finalización de la gestión de buenos oficios de la ONU y la elevación del diferendo a la Corte Internacional de Justicia.
La Condena de las Riquezas Naturales
En el último cuarto del siglo XIX, la región Esequiba ha sido víctima de saqueadores y oportunistas como consecuencia de la fiebre del oro[5]. En el siglo XXI la fiebre del “oro negro” reaviva el apetito depredador de las grandes multinacionales del negocio petrolero internacional. Sobre este territorio de 159.542 km2, que representa las dos tercera parte del Estado Guyanés y posee un abundante reservorio de riquezas minerales en oro, diamantes y bauxita, rico en reservas mineras, auríferas, forestales y acuíferas, sigue siendo administrado de facto por los guyaneses haciendo uso y abuso del beneficio del tiempo transcurrido sin que prospere una solución.
En este sentido, las acciones de Georgetown patrocinadas por el imperialismo, como el acuerdo firmado en el 2001 con la empresa estadounidense Beal Aerospace Technologies para instalar una base aeroespacial en territorio Esequibo,, o las exploraciones de a ExxonMobil en la plataforma continental en litigio a partir del año 2015, no solo son arbitrariedades que contradicen el derecho internacional y los acuerdos firmados entre ambos países para lograr una solución pacífica y satisfactoria, también forman parte de una nueva estrategia imperialista de guerra no convencional o guerra híbrida[6] para desestabilizar a la República Bolivariana de Venezuela y reposicionarse geoestratégicamente en la región.
A lo largo de la historia la relación entre Venezuela y Guyana sobre el diferendo territorial, ha transitado por tensiones y distintas propuestas auspiciosas de entendimiento y cooperación bilateral. Sin bien todas han fracasado, debemos considerar la propuesta del Presidente Hugo Chávez Frías como la única estrategia realista de entendimiento entre ambos países, basada en una política de unidad e integración latinoamericana y caribeña, que promovía el desarrollo de los pueblos y la liberación de todo enclave colonial que el imperialismo quiera usufrutuar.
La cuestión del Esequibo trasciende más allá de una disputa limítrofe sin resolver entre dos naciones suramericanas: en el último lustro, Venezuela sufre el asedio constante imperialista. El bloqueo económico, comercial y financiero, junto a una feroz campaña internacional de estigmatización y difamación[7] refleja a las claras las disputas geopolíticas en la región, los cambios de estrategias del imperialismo para desestabilizar y ejercer control y dominio sobre cualquier grado de autonomía de los pueblos para decidir cómo administrar sus propios recursos. A pesar de esta embestida brutal, el gobierno de Nicolás Maduro continúa en la búsqueda de una solución justa y pacífica para la cuestión del Esequibo.
* Integrante de la Secretaria de Relaciones Internacionales de la CP Descamisados.
[1] En 1814 la Holanda debilitada le vende a la Corona Inglesa 20.000 millas cuadradas de territorio guyanés. Conformándose de esta manera y solo sobre ese territorio comprendido la Guyana Británica.
[2] En otros casos, no ha sido siempre un proceso negociado de tensiones matizadas, ya que fueron los movimientos de liberación nacional quienes forjaron su independencia a través de la lucha armada, ejemplo de esto son Argelia, Vietnam, Mozambique, Zimbabue, entre otros.
[3] La revuelta de Rupununi, fue el intento secesionista de la población autóctona al sur de la región Esequiba, alentado por el Gobierno venezolano del Presidente Leoni, y abortado durante el cambio de gobierno por el nuevo Presidente Rafael Caldera.
[4] Declaraciones del Presidente Hugo Chávez en Georgetown, 19 y 20 de Febrero de 2004.
[5] La Bulla aurífera tras el reclamo territorial con la Guyana Británica 1886 - 1887
[6] Libro “Guerras Híbridas: Revoluciones de Colores y Guerra No Convencional” por Andrew Korybko.
[7] Fernando Casado, “El Mito del Cartel de los Soles”. Narcotráfico, Crimen Organizado y Política en Venezuela.