Oveja Negra

EVITA, UN EMBLEMA DE LUCHA POR LA JUSTICIA SOCIAL


06 de julio de 2021

Oveja Negra

Eva con su armado legitimó el ingreso femenino en la política y amplió la base de sustentación del peronismo, una experiencia única e irrepetible.

Por Heidi de Lourdes Raimondo

 

“Nadie sino el pueblo me llama Evita. Solamente aprendieron a llamarme así los descamisados”.

Eva Duarte de Perón

 

Pensar en Evita nos lleva a reflexionar sobre esa mujer, fuerte, luchadora e inquebrantable, que demostró ser. Sin embargo, no debemos dejar de lado que Evita fue la líder femenina más joven de nuestra historia, y debemos tenerlo presente, sobre todo en estos tiempos en que las juventudes resignifican su rol, haciéndose protagonistas de la historia.

Evita nació en Los Toldos, Buenos Aires, el 7 de mayo de 1919; transgresora desde su adolescencia, se dedicó a las artes, a diversas actividades culturales, participando en obras teatrales y en numerosos radioteatros. Hasta que en 1944 conoce al, por entonces Secretario de Previsión Social, General Juan Domingo Perón, por el cual entraría de lleno en la política argentina.

Con tan solo 25 años no era simplemente la compañera de vida de Perón, sino ya una militante activa del peronismo en auge.

El 17 de octubre de 1945 el pueblo trabajador sale a las calles a reclamar por la libertad de Perón, que había sido detenido y encarcelado en la Isla Martín García por un sector del ejército que quería frenar el avance de su figura en la vida política, pero sobre todo dar por finalizado el proyecto de país inclusivo que encabezaba.

En esta jornada se destaca el carácter combativo y luchador de Evita, recorriendo las calles de la ciudad, alentando el paro que aún no había convocado la CGT y promoviendo un acto en la Plaza de Mayo para reclamar la libertad del General. El triunfo fue arrollador y definitivo, la victoria estuvo del lado del pueblo y Perón fue liberado ese mismo día.

El primer discurso de Evita ante un público masivo lo realiza en 1946, con tan solo 27 años de edad, en el Luna Park, donde varios sectores organizaron una jornada de apoyo a la formula Perón-Quijano que competiría ese mismo año en las lecciones por la Presidencia de la Nación. Evita participo activamente de la campaña electoral, ganándose el cariño de las masas trabajadoras, a las que cariñosamente llamaba “mis descamisados”.

 

La Fundación

Eva intervino en 1946 la Sociedad de Beneficencia y la entidad perdió el control de hospitales y hogares; la institución le había negado la conducción que le correspondía como Primera Dama. Esa adversidad le dio impulso a la Fundación Eva Perón, presidida por ella misma, para hacerse cargo de las problemáticas de los humildes.

El manejo de la institución le permitió desarrollar una política social paralela y complementaria al gobierno construyendo hospitales, escuelas, casas, barrios, hogares de tránsito, de niños, ancianos, hoteles para las vacaciones de las familias obreras y proveedurías, entre otras cosas.

 

Su lucha por las mujeres

Ya como un gobierno consolidado, el movimiento peronista buscó ampliar su representación política. Conviviendo con la estructura del Partido Justicialista surgieron los centros cívicos femeninos. Estos núcleos, en principio, fueron los que reunieron la ayuda que se recibía desde la fundación; eran casas o clubes manejados por mujeres que lo administraban en cada lugar. Evita misma trabajó en construcción de la rama femenina, una tarea que le llevó meses porque cada lugar del país tuvo su representación y ella coordinó hasta los mínimos detalles.

Posteriormente los centros de base fueron lugares de aprendizaje de artes y oficios, educación auxiliar, enfermería y otros tipos de ayuda. Eva les mandaba cartas de agradecimiento y estaba presente desde Buenos Aires a través de una representante elegida personalmente por ella. Esta red organizada territorialmente en todo el país iría madurando hacia una organización política mayor: el Partido Peronista Femenino.

La dirigente se puso al hombro la campaña por el voto femenino en 1947 e intento sumar a las sufragistas y feministas infructuosamente. La ley 13.010 finalmente se promulgó el 23 de septiembre de 1947.

 

Renunciamiento, triunfo y legado

Luego de la reforma constitucional que habilitó a Juan Domingo Perón a presentarse para un segundo mandato, Evita fue clave en las elecciones de 1951 "Si con ese esfuerzo mío, conquisté el corazón de los obreros y de los humildes de mi patria, eso ya es una recompensa extraordinaria que me obliga a seguir con mis trabajos y con mis luchas. Yo no quiero otra cosa que este cariño", afirmó Eva ante una multitud de trabajadoras y trabajadores que proclamaban su candidatura junto a la del General en la fórmula presidencial.

Finalmente, no formó parte de ninguna lista, pero en las elecciones el rotundo triunfo del oficialismo llevó su marca y la del Partido Peronista Femenino.

Como millones de mujeres, Evita votó por primera vez, pero lo hizo desde la cama, ya que su enfermedad, estaba muy avanzada. 

Las mujeres asistieron masivamente a votar, con una participación superior al 90%. En la Cámara de Diputados resultaron elegidas 23 diputadas (15,4% del total), mientras que 6 senadoras tendrían una banca en la Cámara alta (20%).

Eva con su armado legitimó el ingreso femenino en la política y amplió la base de sustentación del peronismo, una experiencia única e irrepetible. Las mujeres llegaron de manera excepcional a esta primera elección y el resultado de su movilización e incorporación al peronismo puede medirse en el 63,97% de votos femeninos que obtuvo el partido oficial.

Sin embargo, ese mismo año la llama de su vida comienza a extinguirse, pero su legado se convirtió en un fuego posible de apagar, el 26 de julio de 1952, con tan solo 33 años de edad, pasa a la inmortalidad ingresando en el corazón de los humildes y en la historia grande de los y las luchadores/as por una patria justa.

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