ESCANDALO Y DELITO GASIFERO
15 de febrero de 2019

Por OETEC*
La situación del sector gasífero argentino es un caos por donde se lo mire y un delito contra la seguridad energética y económica del país. La producción nacional pende del hilo de los subsidios a Techint (léase, sobreprecios), que confirmó la baja de varios equipos. La secretaría de Energía del FMI a cargo de Gustavo Lopetegui ya preanuncia que faltará gas en invierno y ofrece un avión Pampa como reaseguro para los bolivianos. ¿Y en verano? Una próxima ola de calor enciende las alarmas del abastecimiento interno. Mientras tanto, las exportaciones a Chile y Uruguay, que siguen en aumento, no se interrumpen. Se exporta gas argentino subsidiado por el pueblo argentino a precios inferiores a los comercializados para los argentinos y las argentinas, que no lo pueden pagar desde hace más de un año y que son obligados a reducir su consumo.
Empecemos por recordar lo primero: tres años de tarifazo e incremento exponencial en los precios del gas en boca de pozo para que la producción nacional dependa de una única concesión, Fortín de Piedra, del Grupo Techint. En efecto, de no haber sido por este proyecto, la producción que creció 5,3% en 2018 hubiera caído 0,3%. Más grave aún, sin subsidios (sobreprecios) en el marco de las resoluciones 46 y 447, la producción se hubiera desplomado 4,6%, ubicándose 1,2% por debajo de 2015. Cabe preguntarse al respecto: ¿No era que los subsidios eran negativos, razón de ser del tarifazo y del derroche de la fiesta populista que debía llegar a su fin?
Como sea, el mismo FMI que cortó el chorro a la escala interminablemente ascendente del gas a Aranguren, ordenó semanas atrás una fuerte poda a los subsidios para 2019, haciendo tambalear el castillo de naipes de la estafa energética macrista. El gas para el mercado interno ya se preanuncia que falte en invierno, a la sazón, con un buque regasificador menos. El oficialismo, que redujo irresponsablemente las participaciones del fueloil y el gasoil para la generación térmica, está obligado a recurrir exclusivamente al gas natural. Pero parece que podría faltar gas también en verano, sobre todo cuando las olas de calor disparan la demanda. Se apuran en la Secretaría de Energía del FMI para normalizar las alicaídas relaciones con Bolivia, asegurándose el abastecimiento con su gas a 7-8 U$S/MMBTU y ofreciendo un avión Pampa como reaseguro de pago ante eventuales incumplimientos. ¿Recuerda el lector y la lectora cuando se criticaba el canje de fueloil venezolano por vacas argentinas?
Pero, preguntamos: ¿Cómo puede ser que aumente la dependencia del gas boliviano en verano? ¿Del "exceso" a la falta gas? ¿La represalia de Techint es mayor que la esperada? ¿Son las exportaciones a Chile y Uruguay que no se piensan interrumpir? ¿O es una combinación de todas?
A principios de febrero, las exportaciones de gas rozaban los 4 millones de m3 por día, esto es, casi el 30% de lo que se debe importar de Bolivia cuando la demanda local dispara en verano. El grueso de las exportaciones proviene de Vaca Muerta, producción que ha crecido pura y exclusivamente gracias a los subsidios (y que como señalamos no han sido otra cosa más que sobreprecios al shale, pagado 7,5 US$/MMBTU lo que a 3,5 era ingente negocio, según hizo público el propio Iguacel). Otra parte de las exportaciones salen de la Cuenca Austral y van a Methanex. ¿Las empresas con mayor participación en las exportaciones? Total Austral, YPF y PAE, en ese orden, concentran un 62% del gas exportable autorizado y a autorizarse. Pero hay un pequeño detalle, las tres empresas produjeron en 2018 menos gas que en 2017. En cuanto al precio de exportación, se observa que cerca de una docena de contratos en marcha y por ser aprobados fijaron precios que parten del mínimo de 3,45 U$S/MMBTU (a Methanex, Chile) al máximo de 4,05 U$S/MMBTU (AGESA, Chile). En paralelo, traeremos más gas de Bolivia a 7-8 US$/MMBTU y en verano; en paralelo y mucho peor: el promedio del gas pagado por los argentinos vía tarifa en 2018 fue 4,135 US$/MMBTU. Y muchísimo más grave aún: la subasta para el gas residencial a ser consumido por los millones de hogares argentinos entre abril y marzo del 2020 se ubicó para las mismas cuencas desde donde se está exportando a 4,55-4,65 US$/MMBTU (Cuenca Neuquina ronda los 4,6).
En marzo aumenta la luz y en abril el gas; las empresas no paran de forrarse de dinero y Macri entrega un avión Pampa para asegurarse el gas boliviano en invierno y verano, menospreciado un mes atrás por Iguacel, con un buque regasificador menos y una ciudadanía empobrecida a extremos inéditos e irrisorios.
Se permite exportar gas a productores que producen cada vez menos; se les permite exportar a sabiendas de que falta gas y que la producción nacional pende de un hilo; se permite exportar gas subsidiado y a precio más barato del que se vende a los argentinos y a las argentinas, imposibilitados de pagar su propio gas. ¿Qué sucedería en EE.UU., modelo energético del macrismo, si el precio de exportación fuera más barato que el interno?
Esta es la estafa energética del neoliberalismo. Un escándalo y un delito contra el pueblo argentino.
*Observatorio de la Energía, Tecnología e Infrastructura para el Desarrollo.