Las sombras regadas a sangre y fuego hace 41 años por la dictadura genocida más brutal que conociera nuestro Pueblo a lo largo de su historia, amenazan con volver a condenar a las mayorías populares a un destino de miseria planificada.

El ciclo económico de restauración neoliberal que imponen hoy las corporaciones económicas a través de sus gerentes a cargo de los ministerios del gobierno de Mauricio Macri, son una versión remozada de aquel programa miserable encarnado por Martínez de Hoz.

Aquellos doce puntos anunciados un 2 de Abril de 1976 por el infame Ministro de Economía, siguen constituyendo la columna vertebral del programa económico que las potencias extranjeras precisan para saquear nuestra soberanía y con ella, nuestras riquezas. Aquel que precisan los grupos económicos para provocar una transferencia brutal de ingresos desde el bolsillo de las trabajadoras y los trabajadores hacia las finanzas de los poderosos. Aquel que sigue precisando la oligarquía local para someter a nuestro Pueblo a trabajar para multiplicar sus riquezas y pagarles sueldos de hambre.

Aquel 24 de Marzo de 1976, aquellos que se creen dueños de la historia, quebraron nuevamente la democracia e iniciaron un plan de aniquilación de la militancia popular para alcanzar dichos objetivos. No había forma de implementar un programa económico de miseria sin antes aniquilar la capacidad de resistencia del peronismo que había logrado el regreso de Perón y la reconquista del poder.

No lograron comprender que una sonrisa se puede borrar con terror, pero jamás podrá el terror erradicar la felicidad del corazón de nuestro Pueblo.

El plan genocida de exterminio tenía como principal objetivo destruir la logística del Movimiento Nacional. Y la logística del peronismo son sus militantes, aquellos que son capaces de llegar hasta el último barrio, a la última fábrica, de caminar escuelas y universidades para organizar cada día una porción más grande de pueblo detrás de un destino de Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social.

Aquellas bestias que se llevaron una generación de militantes, que intentaron arrebatar de la memoria colectiva sus sueños y esperanzas, que pretendieron borrar de la historia el proyecto político que abrazaban.... Aquellas bestias no lograron comprender que una sonrisa se puede borrar con terror, pero jamás podrá el terror erradicar la felicidad del corazón de nuestro Pueblo. En el corazón de la bestia, anida el modelo económico de los miserables.

A 41 años la militancia sigue marchando, se sigue organizando, sigue soñando con volver a restaurar los años felices de Perón y Evita, pero  ahora, con la memoria fresca e intacta de volver a recoger las banderas de Néstor y Cristina. La militancia en la calle, dando pelea a la revancha oligárquica que encuentra en Mauricio Macri la síntesis de su ineficacia, es el testimonio más nítido de la derrota de aquella dictadura genocida. Es la amenaza más cierta para causarle una derrota al corazón de la bestia.

Hoy, como ayer, necesitan de la persecución política para avanzar en sus objetivos. Por eso, éste 24 de Marzo, Milagro Sala lleva más de 440 días  presa. Por organizar la voluntad de un Pueblo condenado al olvido y generar las herramientas para conquistar trabajo y dignidad. Milagro sigue presa, porque desafió a  los poderosos de Jujuy. Milagro esta presa porque la organización política  es la herramienta que tiene nuestro Pueblo para alcanzar sus objetivos.

Aquellas mujeres envueltas en pañuelos blancos que surcaron la plaza de mayo como testimonio de la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, no están solas. Las abrazan millones compatriotas que no están dispuestos a renunciar a su destino de felicidad. 

Hoy, como ayer, necesitan sepultar el proyecto político que reconstruyó desde el infierno neoliberal al que habían condenado a nuestra Patria. Por eso, persiguen a Cristina. Por eso, intentan domesticar al peronismo. Porque el peronismo sigue siendo el hecho maldito de la restauración neoliberal.

Hoy, mucho más que ayer, aquellas mujeres envueltas en pañuelos blancos que surcaron la plaza de mayo como testimonio de la lucha por Memoria, Verdad y Justicia, no están solas. Las abrazan millones y millones de compatriotas que no están dispuestos a renunciar a su destino de felicidad. Las abraza un proyecto político que sigue soñando con volver.

Nuestro pueblo sigue en la calle. Con la vocación intacta de darle batalla a las bestias de ayer y hoy.    

Nuestro pueblo, esa brasa ardiente de memoria y dignidad, sigue encendiendo el fuego que aparece en el horizonte de nuestros sueños. Porque si hay algo que nos enseñó la historia, es que la noche no es eterna, tan solo oscura.

                                                              Colectivo de Medios Oveja Negra