Oveja Negra

Apuntes para octubre


25 de octubre de 2023

Oveja Negra

Octubre, siempre octubre. Mes encaprichado de fechas enclavadas en el calendario que invitan a la reflexión política. En apenas una semana se vota en medio de tensiones cambiarias y reflejos sociales exhaustos. Además, Palestina y el doloroso interrogante de cuánto genocidio es capaz de tragar una generación cruzada por un peligroso relativismo.

Por Fernando Gómez

¿Cuánto genocidio es capaz de masticar esta generación sin sobresaltar su cotidiana existencia? La tenebrosa coyuntura mundial está perforando nuestra capacidad de asombro con dolorosa frecuencia.

Apenas comenzada a difundir la edición anterior de InfoNativa, las noticias empezaron a escupir imágenes de un acción militar coordinada de la resistencia palestina, ejecutada desde Gaza sobre los territorios ocupados por Israel por distintas organizaciones, entre las que se destaca y hegemoniza a la mirada occidental, Hamas.

Palestina resistiendo en Gaza una ocupación de Israel que lleva décadas de ejecución, cientos de miles de vidas palestinas arrancadas, crímenes inocultables perpetrados por un ejército teocrático que se nutre de fieles religiosos de distintos lugares del mundo, que terminan asumiendo la nacionalidad israelí y la "santa" tarea de arrinconar a los Palestinos adentro de las fronteras impuestas por Israel, circunstancia que condena a Gaza a tener más de dos millones de palestinos encerrados en un campo de concentración a cielo abierto.

Una resistencia que no puede alojar sorpresas, a excepción de la eficacia con la que fue ejecutada y que dañó seriamente la integridad, la inteligencia y la capacidad de defensa, de un ejército financiado por las potencias occidentales para desequilibrar la región. 

No es la intención de esta nota abordar el conflicto, su coyuntura, sus posibles y conflictivas consecuencias. La intención, apenas, es hacer notar que en Argentina el sistema político en su conjunto; la acción diplomática en forma rápida y veloz; y la agenda de los medios controlados por grupos económicos, edificó una respuesta homogénea fingiendo amnesia y recortando los episodios a la acción armada desplegada durante algunas horas por la resistencia palestina, con el objetivo de justificar su condena y la respuesta terrorífica de Israel.

Cada una de esas respuestas es apenas un laminado sobre el fenomenal blindaje que le asegura a Israel la ejecución de un genocidio que se materializa en este tiempo histórico, a la vista de una generación que lo observa con indiferencia y sin conmoción y continúa transitando su existencia militante como si tal genocidio fuera apenas una serie ficcionada en la pantalla de su celular.

Apenas 24 horas después del desfile incesante de conmoción frente al dolor israelí, su primer ministro y el conjunto de sus fuerzas políticas, proclamaron la necesidad de ejecutar a fondo el exterminio de los palestinos que aún sobreviven en Gaza. En las redes sociales, la romantización de bombardeos y el llamamiento al genocidio, ocuparon la agenda de fanáticos militantes del colonialismo libetario o cambiemita.

Los bombardeos sobre Gaza ocuparon la pantalla, también la acción coordinada de cortar suministros de luz y agua, esta última con la acción de la empresa israelí Mekorot, aquella que el ministerio del interior y un gran número de gobernadores, le otorgaron la ejecución de un plan integral del manejo del agua en nuestro propio país.

Medios de comunicación transmitiendo la proclama guerrerista de Demián Stratievsky, responsable de la Organización Sionista Argentina, que habló en un acto público sin nadie reparar que su organización es promotora de colonos y militares nacidos en este país, que nutren las filas de la ocupación en nombre de Israel, y todas las fuerzas políticas, incluída la gobernante, expresando congoja por las palabras pronunciadas en aliento a una guerra total contra Palestina, proclamadas en nombre del sionismo.

Y aún así, ¿cuánto genocidio es capaz de masticar esta generación sin sobresaltar su cotidiana existencia?

Con toda evidencia, el suficiente para no tener que alzar la voz y terminar matizando con sus propios candidatos en plena coyuntura electoral.

Un panorama ético bastante complejo, por cierto.

 

Romancero colonial

Pasó el 12 de octubre y la pretensión imbécil de restauración prehistórica pretende exaltar el colonialismo, detrás de una reivindicación de hispanidad de solapa de libro, sin reparo histórico alguno para ejecutarla.

Hace 531 años en nuestra tierra se abrió una herida que jamás pudimos cerrar. Aquellos pueblos que estaban lejos de vivir en un paraíso, fueron condenados a padecer el infierno de los que se creían dueños de las palabras y de todas las cosas. Forjaron una historia plagada de ocultamientos, de mentiras espantosas, para convalidar la ambición de los poderosos.

Aquellos heroicos aventureros presentados en la historia como tripulantes de tres carabelas sin rumbo, eran mercenarios al servicio de la corona de castilla. Contratados para conquistar un tierra plagada de riquezas, con la misión de someter a sus pueblos a la esclavitud como destino o la muerte como castigo.

Nuestros pueblos fueron condenados a servir con su creatividad, con su esfuerzo y a vivir trabajando al servicio del desarrollo extranjero. Como esclavos primero, como sobrevivientes luego y como asalariados después, tras siglos de resistencia para seguir siendo considerados como un costo para la ambición de los poderosos.

Nuestra historia fue sepultada. Nuestros pueblos originarios condenados al olvido, nuestros criollos y mestizos a vivir en la ignorancia de creer que nuestra identidad tiene origen en un descubrimiento. Condenados a pensar que Lautaro es un nombre de moda, que Oberá es una ciudad misionera. Que Mangore, Siquirincho, Chacao y Guaicapuru son palabras simpáticas. Incluso que Arbolito es una banda de folklore, que Atahualpa es Yupanqui, y que Yupanqui un club de futbol con poca gente. Aún están, quienes convencidos de la heroica resistencia de Túpac Amaru II, éste no tuvo un carajo que ver con la Independencia de nuestros pueblos.

“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas" sentenció alguna vez Rodolfo Walsh.

 

Llegar a las corridas

La próxima semana se vota. Y la ofensiva especulativa que acompaña los tiempos electorales de las últimas tres contiendas presidenciales, tensionó el valor del dólar ilegal y también el legalizado “Contado con Liqui”, el que operan los grupos económicos para dolarizar cartera y fugar capitales de la Argentina, con total amparo de las decisiones políticas y económicas.

La presión devaluatoria sobre los tipos de cambio paralelos repercute en precios y referencias productivas. Afecta decididamente abastecimiento y valor de productos de consumo básico para las mayorías populares que asisten a la timba financiera como un espectaculo incontrolable, y que muchas veces no termina de asociarse con la escalada inflacionaria. O al menos, no se divisa otro responsable que la política.

Argentina viene asegurando dólares a los grupos económicos en forma continuada en los últimos ocho años, ha perdido dólares de a miles de millones pagando intereses de la deuda externa y mantiene el sistema financiero regulado por leyes de Martínez de Hoz y el comercio exterior controlado por cárteles multinacionales especialistas en la subfacturación de exportaciones (contrabando), la sobrefacturación de importaciones (fuga de capitales), la elusión y evasión fiscal crónica. Nada puede salir mal.

La acción sobre cueveros de élite –en éste caso la del hijo del genocida croata Ivo Rojnica-, expone la vistosa arista de un complejo entramado de financistas que se casan y lo publican en la revista Caras (como el mentado croata), pero que son apenas la pantalla legal y formal de una banda de delincuentes que aplauden a la luz de los flashes desde los eventos convocados por las cámaras empresarias.

Milei siente que cada ataque especulativo lo acerca a una dolarización imposible, que sueña hacer condenando a las mayorías a la miseria. Marra se frota las manos desde su cueva financiera. Pero los verdaderos ganadores de esta corrida son los grupos económicos que controlan el comercio exterior argentino, que van a comprar más barato el trabajo argentino, y van a necesitar menos dólares para seguir condicionando el devenir económico de nuestro país.

Cuando los grupos económicos ganan, la enorme mayoría de nuestro Pueblo sufre. Y ahí está el indicador de la inflación que aún marca el costo de la exigencia del FMI, ejecutada post PASO por Massa, y que sigue castigando la cotidiana existencia de millones que siguen alojando desesperanzas, tristezas y mucha bronca acumulada.

Así va a llegar nuestro Pueblo a las urnas. Un 22 de octubre, apenas unos días después de aquel histórico 17, unos días antes de un 27 en el que se sigue extrañando a Néstor Kirchner.

 

Octubre, siempre octubre

Perón y Néstor. 17 y 27. Octubre siempre invita a una profunda y maravillosa reflexión sobre la lealtad, aquella síntesis escrita por el pueblo en una jornada inmensa que marcó a fuego la historia política de nuestra Patria. Perón era liberado por el pueblo, y el pueblo se disponía a marchar hacia su liberación abrazando una conducción política que se nos fue con una revolución que sigue inconclusa. Nos quedaron doctrinas que aún guardan vigencia, nos quedaron banderas que ocultan algunas miserias y exhiben orgullosas el testimonio nítido de la lealtad.

Nos enseñaba Dardo Cabo que “quienes desde la lealtad se atreven a pensar y disentir, se diferencian en mucho de aquellos que ocultan con la obsecuencia la traición. Y también aquellos que con el cuento de la verticalidad ocultan tanto el oportunismo para sacar tajada personal como la mediocridad mental del que no se atreve a pensar.”

Y vaya que éste tiempo de peronismo desarmado ideológicamente nos exige una reflexión militante que nutra una decidida acción transformadora.

No alcanzará con votar. Menos aún con la victoria de la síntesis electoral que nos fuera impuesta a la militancia como único instrumento de supervivencia, aquella que defina y otorgue sentido a las tremendas urgencias que nuestro pueblo exige se transformen en agenda política que el peronismo lleve a cabo en acción y decisión.

La construcción de una solución nacional que puso al Estado como protagonista esencial del desarrollo económico de un país en el que la mayoría trabajaba por migajas, sobrevivía en la pobreza y se arraigaba en una tierra que jamás llegaba a ser suya, fue la premisa obligada del peronismo para pensar la recuperación del país en un contexto de tragedia humana mundial.

Allí estaba el liderazgo por el que clamaba el subsuelo de la Patria que se sublevaba, y que encontraba un diálogo necesario con una mayoría popular que había pasado décadas en silencio. Aquella simbiósis entre liderazgo y organización popular, estaba llamada a hacer el resto, fue la fragua en la que se apretaron las certezas que siguen haciendo del peronismo un arma poderosa cargada de futuro.

Si el peronismo llegó para dar una respuesta nacional a los desafíos que presentaba una crisis mundial que hablaba de recesión, desocupación, hambre y miseria; si consolidó una posición distante de aquellas potencias que aprovechaban la crisis para ofrecerse como dueño de nuestros recursos y gendarmes de sus intereses; si diseñó un nuevo modelo de organización social del trabajo para nuestro país, en el que la comunidad organizada fuera el eje vertebrador de la justicia social y el trabajo la columna vertebral del desarrollo económico.

Si el peronismo pudo construir doctrina al mismo tiempo que enfrentaba los desafíos cotidianos de un país pensado para beneficio de unos pocos, entonces el tamaño de nuestra responsabilidad en éste momento de la historia, es enorme.

Nuestro pueblo nos demandará, con mucha razón, las respuestas necesarias en un tiempo marcado por el conflicto.

El peronismo, en definitiva, es la única voluntad política construída en nuestra historia con la aptitud política para lidiar con el conflicto, para generarlo o para resolverlo desde el Estado. Y las muchas de las veces, necesariamente, en ambos lados del quilombo.

Hay tarea para la organización popular, que debe construir cohesión social en la necesidad, agenda popular en la demanda y comunidad organizada en la respuesta; y hay tarea para el Estado, que debe transformar en realidad efectiva el derecho parido de la necesidad.

Hay que reconstruir una rueda en el peronismo que dejó de funcionar hace cuatro años, que termina con una versión desconocida de sí misma en las urnas y con un pueblo que no encuentra en su dirgencia, el reflejo que entonces expuso a Néstor como el reparador de los sueños rotos en un tiempo más reciente.

Reflexión colectiva y acción transformadora. Seguramente allí encontremos las respuestas para resolver los dilemas éticos, ideológicos y políticos que tanto desencuentro con el sentido histórico están provocando.

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