Por Fernando Gómez

El verdurazo ha dejado de ser, desde hace tiempo, una simple herramienta de protesta. Se ha transformado en una oportunidad. ¿Para quién? Para la doña que junta la berenjena del piso, por ejemplo. Pero también para las productoras y productores familiares que no le pueden vender a nadie su cosecha.

El gobierno que ofreció en campaña que no iba a devaluar, devaluó la moneda en 24 horas e inició un ciclo de saqueo sobre el bolsillo y destrucción del mercado interno.

Ir a la verdulería implica gastar mas guita de la que se tiene en el bolsillo. Ir al verdurazo es comprarle al productor y llevarse una planta de lechuga, una de acelga, morrones, tomates y alguna cebolla por menos de la mitad de precio del gasto ordinario.

Las quinteras y quinteros visibilizan el conflicto que tienen con las grandes cadenas de comercialización, con el incremento en los costos producto del tarifazo, con la destrucción del mercado interno y con las consecuencias de una política destinada a que los ricos se hagan cada vez más ricos, y los pobres cada vez más pobres. La doña y el don que van a comprar, hacen estirar el mango en el bolsillo. Todas y todos ganan.

Todos y todas, menos las grandes corporaciones económicas, sus gerentes que gobiernan la Argentina y los criminales del FMI que ordenan la economía nacional para que la riqueza que produce nuestro Pueblo se diluya por la canaleta de la timba financiera y la fuga de capitales.

No alcanza con un mate o con un paquete de Don Satur sobre un plato para reivindicar la Patria.

Tampoco alcanza, para reivindicar la militancia, apurar los dedos y sacar conclusiones rápidas en facebook, para así encontrar razones en los mismos manuales que usan los panelistas disfrazados de clase dirigente, que terminan de explicar lo inexplicable.

La razón sencilla nace de las convicciones, el sentido común de las necesidades de nuestro Pueblo, la representación política de la capacidad de organización y no de los minutos ocupados en televisión.

Y el sentido común nos dice que hay que revisar la deuda externa contraída por este Gobierno, porque es mas grande la fuga de capitales que la guita transferida por el FMI. El sentido común nos dice, como lo hizo Néstor, que hasta que no echas a patadas en el culo al FMI, la doña va a seguir juntando las verduras del piso sazonadas en la pimienta de la represión.

Unidad para vencer, sí. Pero también militancia y organización para empujar la unidad hacia la liberación.