ON: Hay quienes sostienen que estamos ante una Cuarta Revolución Industrial basada en el monopolio de las tecnologías digitales. El propio Papa Francisco advierte sobre el aumento de las desigualdades a nivel global, e incluso, un líder como Rafael Correa señala que “no estamos ante una etapa de cambios, sino ante un cambio de etapa”. ¿Cuál es tú mirada al respecto en el desarrollo de las fuerzas productivas y escenario político a nivel global?

GN: La globalización ha traído severas consecuencias en materia de concentración económica y desigualdades sociales, ampliando la brecha entre una minoría de multimillonarios a nivel global y miles de millones de pobres en todos los países, en particular en los países del Sur.

Aun con las dificultades del caso estoy convencido que no hay otra respuesta desde un lugar como el nuestro, desde la Argentina, desde el peronismo y el movimiento nacional y popular, que buscar soluciones a partir de la defensa de lo nacional, de la defensa del mercado interno y de políticas que pongan el eje en la protección y ampliación del trabajo. No veo otro tipo de solución, no veo otra posibilidad de inserción en el mundo favorable para los sectores populares que no esté anclada en esas cuestiones.

Defensa de lo nacional a nivel político y cultural. Defensa de la economía a partir del mercado interno y de la producción local. Y desde el punto de vista social defender con firmeza el trabajo de argentinos y argentinas, encontrando maneras de ampliar las posibilidades laborales.

ON: A nivel nacional nos encontramos ante un panorama económico más que complicado con indicadores cercanos al 41% de pobreza y 10,5% de indigencia.  ¿Cuál es la situación de las infancias con la cual se encontró el gobierno y tu gestión en la SENAF apenas asumieron y cuál es la situación actual transitando la pandemia?

GL: El 50% largo de las mediciones del INDEC con respecto a la pobreza infantil me eximen de comentar lo trágico de la situación. En realidad, y para enfocar bien el problema, esto no es solo pobreza de niños y niñas, sino que es centralmente precariedades de familias con chicos y chicas.

En diciembre de 2019 nos encontramos con una situación que ya era dramática y apuntamos a revertirla fuertemente arrancando con mejorar la AUH, con la Tarjeta Alimentar y con la activación de diversos programas en todos los ministerios. En la SENAF, por ejemplo, el Plan Nacional de Primera Infancia, con 1.600 jardines comunitarios que recibían apoyos en 2019 pasamos a incluir 2.300 en barrios humildes de todo el país ahora. Pero a la pandemia socio económica del macrismo la sucedió la pandemia del COVID…

Hay múltiples políticas específicas destinadas a pibes y pibas y, de hecho el decreto presidencial de octubre permitirá incluir en la AUH a cerca de un millón de chicos y chicas.  Pero la reversión del empobrecimiento está, fundamentalmente, en la reactivación económica, en la defensa del mercado interno al mismo tiempo que se impide la concentración en pocas manos de la riqueza. Y, al mismo tiempo, en la posibilidad de generar más lugares y puestos de trabajo y mejores ingresos familiares. No hay soluciones a los problemas de pobreza infantil y de la población en general, si no es por medio de mecanismo de redistributivos que acoten los márgenes de ganancia del capital concentrado y amplíen la posibilidad de acceder a ingresos dignos por parte de los sectores populares. Me refiero a los jubilados, a los desocupados y a los trabajadores.

La Ley de Aporte Solidario y Extraordinario de las Grandes Fortuna sabre un cauce que, aun en la correlacion de fuerzas politicas existente, debemos aspirer a profundizar.

ON: La estructura desigual de la riqueza y el ingreso en la Argentina es producto de la concentración económica, la extranjerización de su economía y una pesada deuda externa, entre otros factores. ¿Cómo se piensan políticas públicas de inclusión y justicia social con ese marco estructural de fondo?

GL: En relación a las políticas sociales las discusiones pasan, centralmente, por las políticas de ingreso, transferencias de recursos a los sectores populares vía Potenciar Trabajo, la ampliación de la AUH, la Tarjeta AlimentAR, los haberes jubilatorios y creo que es importante profundizarlas.

Ahora, también hay un debate respecto de las PyMes, la economía social y popular y del desarrollo local. Algunas veces se sobredimensiona la cuestión de la oferta, de los apoyos para generar bienes y servicios. Estimo que debemos profundizar las acciones en torno a la demanda, para que las producciones locales, la economía social, las pequeñas empresas puedan ampliar sus producciones de bienes y servicios. El Estado, los Estados pueden ampliar esa demanda, de manera directa o incidiendo en los mercados. En nuestra Secretaria hacemos un esfuerzo para lograr que en las adquisiciones de bienes o en la contratación de servicios tengan prioridades cooperativas de trabajo o efectores sociales.

ON: En enero de este año el Ministro de Trabajo, Claudio Moroni, representó a la Argentina ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adhiriendo a declarar al 2021 como “Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil”. El trabajo infantil es una realidad que afecta a 10,5 millones de personas menores de edad en América Latina y el Caribe. ¿Cuál es la situación en nuestro país y en qué colabora la SENAF al respecto?

GL: En las últimas décadas hubo cambios normativos y culturales muy favorables en la materia. Sigue habiendo situaciones de trabajo infantil por debilidades en controles de la policía del trabajo en algunas explotaciones agropecuarias y por razones fundamentalmente culturales hay un trabajo infantil en los hogares. También en sectores urbanos que desarrollan actividades muy precarizadas como las personas que trabajan con la basura o en actividades similares donde también participan niños.

Ahora bien, en la Argentina el trabajo infantil está estrictamente asociado a la pobreza y a la indigencia. Y cuando se reducen fuertemente los niveles de pauperización el trabajo infantil también se reduce.

La SENAF integra activamente la Comisión Nacional por la Erradicación del Trabajo Infantil (CONAETI) y promueve las Comisiones Provinciales, denominadas COPRETIs. Además, tiene trabajos territoriales apoyando a organizaciones. Uno actor al que apoyamos y que tiene un trabajo muy comprometido en la temática es la Union Obrera Ladrillera de la República Argentina.

ON: El triunfo del Frente de Todos en las elecciones de 2019 generó en el pueblo una serie de expectativas que en parte se ven demoradas por la situación de pandemia y el contexto internacional. Desde tu perspectiva, ¿cuáles son los grandes temas pendientes a ser abordados por el Estado Nacional en el mediano plazo?

GL: Considero que en lo electoral será decisivo que sigamos desarrollando nuestras políticas de cuidado con la mayor firmeza y eficacia posible de cara a la segunda ola del COVID, avanzar en la reactivación económica con mejoras en el consumo popular. Y, obviamente, hacer una propuesta con candidatos de calidad y representativos de todo el espacio. Soy optimista, aun en este contexto muy complejo es muy evidente que quienes nos esforzamos por cuidar la salud y la economía de nuestro Pueblo somos nosotros.

Saliendo de lo inmediato, y sin ser economista, yo veo dos temas en los cuales tenemos desafíos inmensos. El primero es que necesitamos asegurar alimentación de calidad para los 45 millones de argentinos a costos relacionados con sus ingresos y esto supone encontrar los mecanismos para poder generar cierta autonomización de los precios de la canasta de los precios internacionales. Ahí hay un problema que padece nuestra población, que redunda en que las mejoras económicas son absorbidas por los capitales concentrados, el “grupo de vivos” que denuncio Cristina.

En segundo lugar, reitero, los procesos de reactivación deben generar trabajo y mejores ingresos populares. Y para que sea posible es imprescindible el desarrollo de la economía local, de la pequeña y mediana empresa, de la economía social y cooperativa. Hay enormes desafíos en materia de demanda y de comercialización que beneficien la adquisición y llegada de esos bienes y servicios.

ON: Con respecto a la pregunta anterior, ¿cuál es el rol que le asignas a la militancia popular organizada en la recomposición de una Argentina que vuelva a contenernos a todos y todas?

GL: Los militantes populares tenemos el reto de defender firmemente al gobierno, de cara a una oposición extremadamente agresiva. Debemos ser parte de las gestiones, articulando las organizaciones sociales con las políticas públicas.

Identifico un desafío en el que veo, humildemente, ciertas carencias. Noto que nuestra capacidad militante para el debate de ideas en la sociedad, para la construcción de propuestas que fortalezcan y enriquezcan al gobierno, están por debajo de nuestras posibilidades. Es cierto que la pandemia y los necesarios cuidados limitan fuertemente las actividades militantes, pero estoy seguro que podemos dar más, nutriendo de ideas y propuestas que acompañen más y mejor al gobierno.

Dos ejemplos. El debate sobre el impuesto de las grandes fortunas tuvo poco debate social y pudimos haber hecho una contribución. Unos más, la decisión de Alberto Fernández no solo de querellar penalmente sino de accionar civilmente por reintegros económicos contra los responsables políticos del fraudulento endeudamiento con el FMI  debieran ser, claramente, una bandera del movimiento nacional y popular. Y yo no veo que hayamos recogido el guante, frente a la importante decisión que tomo el Presidente.

ON: Por último, ¿qué consigna estarías orgulloso de salir a pintar en las paredes de los barrios?

GL: Sigo pensando que tiene vigencia la consigna “Paz, Pan y Trabajo”. Pan y trabajo, es una obviedad. Pero Paz también, mucho más frente a una oposición que promueve el odio y las fracturas al interior de nuestro Pueblo.

Y otra consigna, que me seduce es la del protagonismo popular. “Sólo el pueblo salvará al pueblo”, la enseñanza de Perón de que la organización vence al tiempo, la “fuerza del Pueblo organizado” que enarbolaba Evita. Protagonismo y organización popular, en síntesis.