¿SOBERANIA ALIMENTARIA?... Etchevehere se la come toda.
09 de mayo de 2018
En esta primer entrega de los apuntes sobre soberanía alimentaria, se aborda el achicamiento de la SENASA, el desguace de Estado, el ajuste y la falta de controles, decisiones de este Gobierno que hace peligrar la mesa de los argentinos mientras la oligarquía engorda.
por David Acuña
En Septiembre de 2001 el Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria reunido en La Habana, Cuba, declaraba: “La sustentabilidad de los sistemas alimentarios no es una cuestión solamente técnica. Constituye un desafío que implica la más alta voluntad política de los Estados. La lógica de la ganancia genera una situación de insustentabilidad de los sistemas alimentarios al sobrepasar los límites a la producción permitidos por la naturaleza. La sustentabilidad de los sistemas alimentarios no es viable en el sistema actual de comercio y en el contexto de la liberalización promovida desde la OMC y los organismos financieros internacionales. La esperanza de un nuevo milenio sin hambre se ha visto frustrada para vergüenza de toda la humanidad”.
Ese mismo año, pero tres meses después, la Argentina estallaba por los aires en la crisis política y económica más grave hasta el momento. Millones de compatriotas sin trabajo o subempleados con la dignidad rota. La Argentina de 2018 pareciera encaminarse a ser copia infame de ese momento de hambre y exclusión.
No hay nada más indignante que no poder llevar un plato de comida a la mesa. Pero tampoco es menor que no sepamos qué comemos o mejor dicho qué nos obligan a comer... y sobre todo, quien se la come toda y bieeen comida.
Como parte de las políticas de ajuste que el gobierno de Cambiemos lleva adelante, Luis Miguel Etchevehere, Ministro de Agroindustria y presidente de la SRA, no solo es el encargado de aplicar esas medidas sobre la cartera a su cargo, sino que está más que interesado en destruir toda herramienta de control estatal sobre los alimentos.
El caso del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentario (SENASA) es paradigmático para entender a lo que nos estamos refiriendo. Más de una vez hemos escuchado que nuestro país produce alimentos para más de 300 millones de personas, sin entrar en polémicas sobre la cantidad sí dejaremos planteada nuestra posición encontrada con esta afirmación: la Argentina produce alimentos para los 44 millones de habitantes que tiene, el resto de los 256 no son alimentos, son “commodities” porque se los produce con una lógica para el mercado y no para satisfacer la necesidad humana de alimentarse.
la Argentina produce alimentos para los 44 millones de habitantes que tiene, el resto de los 256 no son alimentos, son “commodities” porque se los produce con una lógica para el mercado y no para satisfacer la necesidad humana de alimentarse.
Y para muestra de esto solo hace falta un botón. Volvamos a la SENASA; hace ya tiempo que los trabajadores públicos de ese organismo vienen denunciando la política de desmantelamiento de Programas y relajación de los controles sanitarios que Etcheverehere debería aplicar y no lo hace. En un doble estándar, y porque a nivel internacional ningún país compraría productos agropecuarios que no cuenten con controles estatales, Etcheverehere mantiene las herramientas de certificación sanitaria e inspecciones de todo lo exportable pero está llevando casi a nada los que deben realizarse sobre los alimentos que los argentinos sí consumimos. La lógica de mercado, la política presente para el amigo exportador sigue estando, y para nosotros? Para nosotros nada.
País puertas para adentro, los controles se están empezando a tercerizar a empresas privadas. Es decir: una empresa privada va a controlar a un individuo o a una empresa privada en su producción; ya no hay dos lados del mostrador, hay uno solo. ¿Se imaginan a un pool de siembra, a las empresas alimentarias o algún productor denunciando que su propia cosecha ha sido afectada por una plaga o su ganado por una enfermedad? Mmm, claro que no, entre bueyes no hay cornadas, dice el refrán popular.
Todo esto viene acompañado con cientos de despidos, cierre de oficinas de control, desfinanciación de programas y falta de insumos en laboratorios. El desguace del Estado implica pérdida de soberanía lisa y llanamente. Sin un Estado que fiscalice estamos a la buena de Dios para que nos salve si las frutas vienen con la plaga de la mosca, si las lechugas son regadas con mierda o si las vacas han sido vacunadas correctamente. Bon appeti!!
Cambiemos piensa un modelo de país para los de arriba y para los de afuera. Hugo Krajc (Cargill), Alfonso Romero Vedoya (Cofco), Roberto Urquia (Agd), Enrique Humanes (Bunge), Alberto Padoan, Luis Zubizarreta (Dreyfuss), Daniel Biga (Aca), Sergio Gancberg (Glencore), entre otros tantos apellidos garcas, son todos buenos amigos de Etcheverehere que se valen del Estado y de los recursos de nuestro suelo para hacerse la guita loca… mientras nosotros vamos en camino a comer, si es que comemos, mierda.
Por eso decimos, que por los miles de argentinos y argentinas que les cuesta llevar un plato de comida a la mesa los amigos de Etcheverehere engordan un poco más… porque se la comen toda.
Soberanía alimentaria… buen provecho.