Oveja Negra

¿QUÉ ESTÁ PASANDO CON LA PRESIDENCIA DEL BID?


02 de septiembre de 2020

Oveja Negra

La competencia por la conducción del organismo financiero regional se ha convertido en un nuevo escenario de confrontación geopolítica.

Por Juan Cruz Campagna *

 

La elección del nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se ha transformado en motivo de disputa diplomática entre Estados Unidos, varios países de América Latina e incluso la Unión Europea.
 
El BID es una organización financiera internacional con sede en Washington, creada en 1959 con el propósito de financiar proyectos de desarrollo económico y social en América Latina y el Caribe. Su objetivo central es reducir la pobreza en Latinoamérica y fomentar un crecimiento sostenible. En la actualidad el BID es el banco regional de desarrollo más grande del mundo con un capital de 100.000 millones de dólares y más de 12.000 millones en préstamos al año a la región. El BID tiene 48 socios, 26 prestatarios y 22 no prestatarios, entre ellos varios países de la Unión Europea y China.
 
Ahora bien, desde que se fundó el Banco hace 61 años, el presidente fue elegido por los países latinoamericanos, que son los únicos posibles beneficiarios de los préstamos. Sin embargo, esta vez, el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, con escaso respeto por los consensos internacionales, ha presentado un candidato a la presidencia del organismo, generando preocupación e incertidumbre sobre el futuro de la institución. 
 
La diplomacia, las organizaciones internacionales y la política internacional en general, funcionan corrientemente siguiendo reglas no escritas que son igual o más importantes que las normas que formalmente atienden a su funcionamiento. La costumbre indica que el presidente del BID será latinoamericano, mientras que el vicepresidente será estadounidense.
 
La elección se dirime en una votación de la Asamblea de Gobernadores, en la que Estados Unidos concentra un 30% del poder de voto, los 26 países latinoamericanos apenas un poco más del 50% y Canadá, 16 países europeos, algunas de las principales potencias asiáticas e Israel, casi un 20%.
 
Un candidato necesita contar con el apoyo de la mayoría absoluta de los países miembros del continente americano, es decir, de al menos 15 Estados y una mayoría del voto total para ganar. El porcentaje de control de votación se relaciona con las acciones de cada país en el banco y debe haber al menos un 75% para el quórum o la votación debe reprogramarse. 
 
El elegido por Donald Trump anunció que ya habría conseguido estos apoyos formales para la elección: se trata de Mauricio Claver-Carone. Sin embargo, la disputa sigue con final abierto y nada está asegurado. 
 
Varios intereses se cruzan en esta decisión del presidente de los Estados Unidos, entre los cuales se encuentran: 1) alejar de la región a su competidor directo internacional (China); 2) retomar poder de decisión y control sobre el continente latinoamericano; 3) disciplinar a actuales (Cuba, Venezuela) y futuros rebeldes de Washington y 4) ganar votantes de Florida (vital para la reelección de Trump) que están de acuerdo con las políticas de Claver-Carone.  
 
La República Popular China (en el BID desde 2009) es ya el principal prestamista en América Latina, que se ha convertido en una región de gran importancia en las inversiones de ese país. Latinoamérica es considerada históricamente una zona de influencia norteamericana y Estados Unidos necesita alejar la presencia cada vez más importante de China en el área. Por lo que estamos frente a una nueva manifestación de la disputa geopolítica global entre estos dos países. Washington busca recobrar iniciativa y recuperar su hegemonía en el continente. China puede ser clave en la reactivación tras la crisis.
 
De cara a la post pandemia y siendo América Latina la región más golpeada, la posible acción del Banco cobra especial relevancia. América Latina tendrá una contracción económica estimada del 9,1% este año, por lo que va a requerir políticas de desarrollo y cooperación donde el financiamiento del BID será muy importante.
 
El Banco deberá ayudar a recuperarse de los estragos de la pandemia y Estados Unidos entonces pretende una posición clave para las finanzas de América Latina en un momento de crisis de financiamiento y liquidez.
 
En el mismo sentido, es probable que Washington también quiera bloquear cualquier tipo de financiación a sus declarados enemigos. Claver-Carone es asesor de Donald Trump para América Latina y el Caribe y es conocido por sus posiciones duras contra Venezuela y Cuba y a favor de la implementación de sanciones contra esos países. 
 
A su vez la postulación de este hombre, nacido en Florida y de madre cubana, es un gesto a la comunidad cubana-estadounidense en ese estado, una de las claves para ganar las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. 
 
En ese contexto, los países que se oponen a esta nueva injerencia norteamericana, han propuesto aplazar la elección prevista para el próximo 12 de septiembre. Como una forma de evitar la incidencia de Trump, proponen que se realice en marzo de 2021. Sucede que en noviembre se llevan a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos. De imponerse el candidato demócrata a la presidencia Joe Biden (las encuestas lo sitúan como ganador), muy probablemente renunciará a presentar una candidatura para presidir el BID.
 
A diferencia de Brasil, que iba a presentar un candidato propio para presidir el BID y desistió para apoyar a Claver, Argentina ha mantenido la candidatura de Gustavo Béliz, actual Secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia y ha rechazado desde el inicio la candidatura del estadounidense.
 
Siguiendo a la Argentina, se han manifestado a favor de postergar la elección Chile, la Unión Europea y México. Además, Costa Rica también ha propuesto a la ex presidenta Laura Chinchilla para el cargo.
 
Argentina, México, Costa Rica y Chile tienen alrededor del 22% de los votos, y se necesita un quórum de al menos el 75% de las acciones con derecho a voto para que la elección proceda. Este grupo no tendrían los votos para imponer un candidato, pero, está cerca de poder forzar un aplazamiento de la votación.
 
Por ahora, 17 países apoyan elegir en septiembre al presidente, lo que aumenta las chances de Claver Cardone: Estados Unidos, Bolivia (donde gobierna la dictadura que derribó del gobierno a Evo Morales), Brasil (donde gobierna Bolsonaro a partir de la prohibición de Lula de participar de la elección), Colombia, Ecuador (donde Lenin Moreno traicionó los principios bajo los cuales fue electo), Paraguay, Guatemala, Honduras, Dominicana, Panamá, Venezuela (representada vergonzosamente en el BID por un delegado de Juan Guaidó, y no por el gobierno de Maduro), El Salvador, Guyana, Haití, Jamaica, Bahamas y Surinam.
 
En contra de la elección en septiembre, y a favor de mantener la presidencia en América Latina, se sitúan Argentina, Chile (tradicional aliado de Estados Unidos), México y Costa Rica, al igual que el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que así lo recomendó a los países de la Unión Europea socios del BID. 
 
A esta posición se ha sumado el Grupo de Puebla, que solicitó que la elección se postergue a marzo para buscar un candidato latinoamericano de consenso. Además se agregan 22 ex mandatarios del Club de Madrid, entre los cuales se encuentran los expresidentes Cardoso (Brasil); Calderón, Fox y Zedillo (México); Sanguinetti (Uruguay); Lagos (Chile); Mesa (Bolivia); Chinchilla (Costa Rica) y Hurtado (Ecuador) y los ex primeros ministros Carl Bildt (Suecia) y Campbell (Canadá) y el ex ‘premier’ español Felipe González.
 
También se expresaron en el mismo sentido 130 personalidades de Latinoamérica, entre ellas 23 ex cancilleres y 7 ex ministros de Economía de diferente ideología han pedido aplazar la elección.
 
Al presidente del BID lo elige la Asamblea de Gobernadores de los 48 socios. Son 26 latinoamericanos, prestatarios (50,02% del voto), y 22 prestamistas: Estados Unidos, Canadá (4%), 16 países de la UE, Japón (5%), China, Corea e Israel. En Europa, los grandes accionistas son Italia (1,966%), España (1,964%) y Alemania y Francia (1,896%). Si se vota en septiembre, Claver-Carone tiene ventaja para ser elegido porque Estados Unidos es el mayor accionista (30% del voto) y los otros 16 países que apoyan suman otro 23,9%, entre ellos Brasil (11,3%); Venezuela (6%) y Colombia (3%). 
 
El grupo que se posiciona del otro lado cuenta con Argentina (11%), México (7,2%), Chile (3,1%) y Costa Rica con lo que suman 22%. Con estos países importantes a favor de aplazar el proceso sumado a la opinión europea, no hay nada decidido. La estrategia es evitar que se reúna el quorum mínimo del 75% necesario para validar la votación. 
 
Más allá de los asuntos formales que hagan presidente de la institución a uno u otro candidato, la situación refleja un signo de los tiempos: Estados Unidos generará división, tensión, ruptura de consensos, intervenciones, imposiciones e interrupciones a la democracia. Del otro lado se hace urgente construir el mínimo de unidad y fuerza política para impedirlo.  

 

* Partido Justicialista – Mendoza; Lic. En Ciencia Política y Administración Pública Docente e investigador universitario. Gentileza del Portal Babel (bbl.com.ar)

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