Oveja Negra

OJO CON LA “GUERRA DE ZAPA”


01 de mayo de 2019

Oveja Negra

Columna de opinión de Araceli Bellota.

Por Araceli Bellota

 

La difusión de encuestas ampliamente favorables a un triunfo de Cristina Fernández de Kirchner en las próximas elecciones, las noticias sobre la cantidad de ediciones de su libro a poco de ser anunciado por parte de diarios y canales de TV, y hasta las declaraciones del consultor Jaime Durán Barba sobre la posibilidad de que el oficialismo pueda perder en octubre, hacen por lo menos desconfiar de quienes llegaron a admitir que habían ejercido un “periodismo de guerra” durante los gobiernos K.

¿Se volvieron honestos intelectualmente de golpe? ¿Decidieron develar la “verdad” respecto a los próximos comicios, pero seguir mintiendo con el escándalo de las causas judiciales armadas con la connivencia de espías, políticos, jueces y periodistas? Si hasta llegaron a postergar hasta después de las elecciones de 2015 la publicación de la investigación de los Panamá Papers que implicaba al actual Presidente y a varios de sus funcionarios. ¿O estarán aplicando, una vez más, la estrategia del “candidato débil” que los llevó al triunfo? ¿Están haciendo “guerra de zapa”?

En 1816, tiempo antes de que se produjera el Cruce de los Andes, el general José de San Martín además de preocuparse por las armas, los uniformes y los alimentos para los soldados, desplegó lo que el denominó la “guerra de zapa”, una estrategia por la cual difundió información falsa para confundir al enemigo. Así se propagaron en Chile proclamas, noticias y rumores a través de agentes infiltrados en ese país.

“La guerra de zapa que les hago es terrible, ya les tengo metidos en sus cuerpos a ocho desertores, entre ellos, dos sargentos, gente de toda mi confianza, que han ido en clase de tales. Esto me ha costado indecible trabajo, pues ha sido preciso separar toda sospecha de intervención mía en el particular para ocultar este paso”, le escribió San Martín a Tomás Guido en 1816.

Hasta él mismo se reunió con los Pehuenches, aliados a los realistas, para que lo autorizaran a atravesar sus dominios por el sur de Mendoza, sabiendo que se lo comunicarían al gobernador de Chile, Casimiro Marcó del Pont. Y así sucedió.

También operaron guerrilleros para distraer a los españoles. En enero de 1817, 150 hombres asaltaron por la noche la guarnición realista de San Fernando, Chile, que resistió el ataque. De pronto, una voz atronadora ordenó: “¡Que avance la artillería! ¡Que se muevan los cañones!”, y arrastraron unos cajones con piedras adentro que producían un ruido idéntico al rodado de los cañones. Los españoles huyeron.

De esta forma, San Martín consiguió que el enemigo dispersara sus fuerzas a lo largo de seis puntos diferentes, mientras que el grueso de su ejército atravesó la Cordillera por los pasos de Los Patos y Uspallata. Cuando los españoles se dieron cuenta fue tarde. San Martín los derrotó en la Batalla de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, y logró llegar hasta Santiago de Chile.

Muchos años después, en 1946, el doctor Ramón Carrillo, ministro de Salud del gobierno de Juan D. Perón, se refirió a la estrategia de San Martín en una conferencia que pronunció en la Escuela de Altos Estudios del Ejército: “Si nos remontamos a la historia americana, veremos que en las distintas etapas de la misma se consignan antecedentes, episodios y hechos que demuestran que los grandes jefes —entre ellos, San Martín— han utilizado los resortes psicológicos en forma magistral. El concepto de guerra de nervios es sinónimo de guerra de zapa, que era la terminología utilizada por San Martín, uno de los creadores de la guerra psicológica moderna. Y tanto es así que en la Escuela de Altos Estudios, de Berlín, fueron estudiadas las campañas emprendidas por el Libertador bajo este punto de vista. El Gran Capitán fue realmente un creador del sistema, porque es indudable que el manejo y utilización de los factores psicológicos, en su guerra de zapa, no fueron inspirados por ningún antecedente recogido en las escuelas militares españolas, porque en ellas no se enseñaba. Ese sistema fue creado instintivamente por nuestro prócer”.

En 2014, Durán Barba, cuando preparaba al entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para competir en las elecciones nacionales, se refirió a su teoría del “candidato debil”. Ya lo había experimentado en Ecuador con un joven que terminó venciendo al intendente de Quito quien, además, tenía una buena gestión. Él mismo lo contó: el joven no tenía partido político, ni dinero. Hicieron la campaña y las encuestas empezaron a dar bien pero no las publicaron. “Que la gente siga creyendo que no tienes nada, que es una desgracia. De este modo puedes pedir a los jóvenes que se inscriban, porque no tienes partido, o que cuiden tus urnas”. Y el candidato ganó.

Durán Barba aseguró que en 2015 le dijo al actual Presidente argentino: “Que crean que perdemos. Si eres débil puedes ganar utilizando la debilidad”, y además “los adversarios no te tomarán en cuenta”. Y después ejemplificó: “A nadie le gusta ver a Goliat pateando a David en el suelo. Saldrán a defender a David”. Y lo logró.

Es claro que hoy no estamos en guerra. Y tampoco se debería hablar de “enemigos”, aunque el trato usado con los opositores pareciera ubicarlos en esa categoría. Aunque la metodología para engañar al adversario se le parece bastante a las usadas en la guerra. Ya lo hicieron en 2015. Que no puedan repetirlo.

Fuentes:

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