Oveja Negra

MOVILIZACIÓN POPULAR Y LECCIÓN HISTÓRICA


14 de marzo de 2017

Oveja Negra

Marzo será caliente. El pueblo en la calle comenzó a marcar el ritmo de un mes signado por la movilización popular, como herramienta para dar batalla frente a las políticas de ajuste y miseria que lleva  adelante el gobierno de Mauricio Macri.

El 6 de marzo los docentes protagonizaron una jornada histórica, un paro de altísimo acatamiento y una movilización docente que no se veía desde aquellas marchas blancas que surcaban la década del 90. Aquél ciclo neoliberal que hoy se restaura con brutal velocidad, encuentra en los docentes un testimonio de la batalla de las trabajadoras y los trabajadores por salarios dignos, contra la flexibilización laboral, y en el particular, por una educación digna.

El manual de estilo de los patrones al frente del gobierno, indica que es tarea de la comunicación de la cadena corporativa privada instalar la idea de que, es culpa de los docentes que los pibes no puedan estar estudiando en el aula. El mismo gobierno que suspendió la paritaria nacional, que le ofrece salario de miseria a los docentes, que anuncia una “revolución educativa” pero deja cada día un nuevo pibe por fuera del sistema educativo, pretende hacerte creer que un trabajador que reclama por sus derechos es responsable de la educación de tus hijas e hijos.

Las pibas y los pibes no están yendo a clases porque el gobierno de Mauricio Macri se caga en la educación de los más humildes.

Así como la miseria es culpa de los hombres miserables. Las pibas y los pibes no están yendo a clases porque el gobierno de Mauricio Macri se caga en la educación de los más humildes, se caga en el destino del piberío que en las barriadas encuentra en la escuela un lugar de contención. Todo  porque se caga en el salario de los docentes.

El 8 de marzo arrancó bien temprano. Tan temprano que la previa se viene gestando desde hace meses, cuando en octubre del 2016 se hizo en Argentina el primer paro y movilización de mujeres. Lo sucedieron asambleas, reuniones, encuentros, e incluso, algunos desencuentros doctrinarios que hilaban fino en problemáticas de enorme complejidad, para abordar lo que muchas llamarían “las discusiones más viejas del mundo”.

Debates que tienden a contraerse en un contexto de ajuste económico, de aumento de la exclusión social y política. Nosotras las mujeres, nos propusimos revertir esa tendencia, y no dar por sentado que otra vez, vamos a ser las primeras que se caen del mapa neoliberal. Nos pusimos la meta de estar organizadas, para hacerle frente a las batallas que nos tienen acostumbradas a ser víctimas de una Historia escrita por los poderosos. Por los varones poderosos. El 8 de marzo le hicimos un paro al sistema político y económico que desemplea, terciariza, relega, margina, asesina, viola, encarcela, coacciona, y somete a todas las mujeres de la Patria.

Las mujeres paramos contra todo lo que representa un gobierno de empresarios patriarcas.

Las mujeres paramos contra todo lo que representa un gobierno de empresarios patriarcas, y a partir del día siguiente, comenzó a gestarse la próxima jornada de lucha.

El 7 de marzo, en la calle, cientos de miles de trabajadoras y trabajadores expresaron la enorme vocación que tiene nuestro pueblo, para dar batalla a un modelo económico que sólo ofrece un destino de miseria planificada en el horizonte de los más humildes.

Una movilización popular que desbordó la vocación conciliadora del triunvirato que conduce la CGT, que intentó encerrarse a cuadras de la Plaza de Mayo para alejarla de los responsables políticos del ajuste y el saqueo de la Argentina, que buscó  bajar el tono del enfrentamiento contra el modelo económico que expresa la alianza cambiemos y que cada día deja cientos de trabajadores sin laburo.

Ser la  pata de una mesa que discute la administración de la miseria no es la respuesta que el movimiento obrero necesitaba. Y el acto terminó por cristalizar la crisis de representatividad que atraviesa al triunvirato que conduce la CGT.

Tendrán que encontrar una excusa mejor. Porque ni siquiera a Mauricio Macri, le estaría dando resultados el relato de echarle la culpa de todo al gobierno anterior, menos aún le va a dar resultado a aquellos que tienen la tarea de expresar los intereses de los millones de trabajadores argentinos, que siguen soñando con recuperar una agenda que profundice lo conquistado en los gobiernos de Néstor y Cristina.

La razón valedera es el pueblo en la calle. Son los millones que en estas tres jornadas, en cada rincón de la Patria, ratificaron la vocación de darle pelea al  Gobierno de los miserables.

El peronismo jamás discutió su porción de miseria. El peronismo es justicia social, es trabajo y dignidad. Hay una razón valedera para seguir ratificando el llamado de lucha del peronismo, para seguir construyendo su vocación de poder sobre la base de una agenda que cristalice una oposición real a las políticas de ajuste.

La razón valedera es el pueblo en la calle. Son los millones que en estas tres jornadas, en cada rincón de la Patria, ratificaron la vocación de darle pelea al gobierno de los miserables. En marzo, el pueblo será protagonista de una lección histórica. Lo único que se hace bien de arriba para abajo es un pozo, y a veces, solo sirve para enterrarte. El pueblo seguirá marchando hacia el paro general, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.


                                                                         Colectivo de Medios Oveja Negra 

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