Oveja Negra

LA MURGA EN LA CALLE NO ES DELITO


08 de octubre de 2018

Oveja Negra

No nos equivocábamos cuando decíamos que cambiemos era la fiesta a la que nunca te iban a invitar. Hoy, afirmamos que no solo no te invitan a la suya sino que también quieren prohibir la tuya.

Por Sofia Delgado

No nos equivocábamos cuando decíamos que cambiemos era la fiesta a la que nunca te iban a invitar. Hoy, afirmamos que no solo no te invitan a la suya sino que también quieren prohibir la tuya.

La reforma de código contravencional que lleva adelante cambiemos en la Ciudad de Buenos Aires, modifica el paradigma y la cultura de dicha ciudad. No solo afecta a lxs trabajadorxs sexuales y vendedores ambulantes impidiendo ejercer su trabajo sino también criminaliza el arte callejero en todas sus formas: desde el malabarista del semáforo, lxs cantantes de subtes y trenes hasta las murgas porteñas que tanto caracterizan a la ciudad llenándola de alegría y color durante todo el año. Cabe destacar que este género fue denominado patrimonio cultural de la ciudad en el año 1997.

“La murga es una herramienta de transformación social y política, es un espacio de inclusión y lucha donde lxs pibxs encuentran un lugar de pertenencia y tienen la posibilidad de construir un futuro mejor y un producto que es la murga en la calle”, dice Carlos Díaz Director general de “La Gloriosa de Boedo” y delegado murguero

“La Gloriosa” es una de las murgas con mayor incidencia en el barrio. Carlos nos cuenta que tiene 21 años de vida y las hazañas que tuvo que hacer con otrxs compañerxs para que la murga lleve ese nombre.

“Gloriosa… como el peronismo, como la familia, el barrio, como la victoria. Cada unx entenderá la gloria de maneras distintas, pero para nosotxs los murguerxs la gloria es salir cada febrero, pintarnos las caras y sentirnos libres. Porque detrás de cada salida, cada traje hay un gran esfuerzo y un trabajo invalorable. Encontrar en cada rumba a lxs murguerxs que ya no están, sacarle una sonrisa a cada pibe que se cuelga de las vallas con gran asombro y alegría”, dice.

Porque, en definitiva, la murga es lucha, vida, pueblo y es eso lo que nos quieren arrebatar: la alegría de luchar. Cuando le pregunte a Carlos si me podía definir la murga en tres palabras me dijo: familia, barrio y cultura popular. Me pareció que nada podía ser más acertado.

A este género que salió de las barriadas más humildes, sacando una sonrisa en los momento más difíciles, quienes con su crítica se atrevían a decir los que muchos callaban. A este arte arrabalero lo quieren terminar, por eso, por pobre, rebelde y luchador.

Nos quisieron callar con las botas y volvimos más fuertes ¿Cómo creen que vamos a salir de esta? Como bien dijo Carlos: “no pudieron los milicos, menos van a poder estos chetos”.

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