Oveja Negra

La gran estafa argentina


17 de junio de 2016

Oveja Negra

La deuda externa ha significado un condicionante estructural al crecimiento de la economía nacional. También ha sido el instrumento de sometimiento al dictado de los organismos de crédito internacional y el capital financiero. A continuación, un repaso por las cuestiones más significativas de la gran estafa Argentina.                      

Por Nicolas Mechetti

A principios del siglo XIX se contrae el primer empréstito con la banca Baring de Inglaterra. Dese entonces, la deuda externa determinará la dependencia de la nación a lo largo de su historia. Su crecimiento es una constante en esos años debido a la apertura comercial y a la decisión de que los terratenientes ni los capitales extranjeros paguen impuestos. De esa forma, la única manera que tiene el Estado de solventar sus deudas, es recurriendo a nuevos prestamos.

En 1944 la segunda guerra mundial llega a su etapa final. Los principales países capitalistas buscan formas para salir de la crisis económica y hacer pagar los desastres bélicos a los países periféricos. Deciden entonces fundar una nueva entidad: el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El gobierno popular del General Perón se niega a participar en la fundación del FMI. El líder peronista considera que las decisiones económicas son demasiado importantes para dejarlas en manos de un organismo internacional.

El 16 de septiembre de 1955, la revancha oligarca y gorila golpea al gobierno derrocándolo y forzando el exilio de Perón. La revolución fusiladora, bajo la conducción del general Aramburu y los monopolios extranjeros, vuelve a entrar en el camino del endeudamiento. Ingresa al FMI, al Banco Mundial y al Club de Paris. En apenas tres años, la deuda crece de 57 millones a 1050 millones de dólares. Como consecuencia directa, el FMI comienza a tener injerencia en la política nacional con un largo retorno al coloniaje.

El 24 de marzo de 1976 comienza la dictadura cívico-militar más sangrienta de la historia Argentina. La junta militar encabezada por Videla, nombra como ministro de economía a un hombre vinculado con las empresas y bancos extranjeros, proveniente de la mas rancia oligarquía, José Alfredo Martínez de Hoz. Mientras la dictadura reprime, tortura, asesina y desaparece a miles de argentinos, el ministro activa un nuevo plan económico. El resultado deriva en la destrucción de gran parte de la industria y el crecimiento del desempleo. Para fines de 1981 y la renuncia de Martínez de Hoz, la situación se torna sumamente grave. Al mando del ministerio de economía, queda a otro hombre ligado al mundo de las finanzas: Roberto Alemann, quien tomará una decisión que le costara muy caro al país. Impone el llamado seguro de cambio, una ingeniería financiera que le permite a las empresas disolver sus deudas en dólares. De esa manera, el Estado tiene que hacerse cargo de deudas privadas por un total de 20.000 millones de dólares. Hacia fines de 1983 cundo se derrumba la dictadura militar, el monto de la deuda externa es escalofriante: 44.300 millones de dólares.

Entrada la década del 90 se produce el colapso de la economía nacional. El precio del dólar se dispara, la espiral inflacionaria parece no tener fin al igual que el aumento del desempleo y la deuda. Lo continúan las privatizaciones y recortes del gasto público.

Cuando asumió Fernando De la Rúa, el país se encontraba en una profunda recesión. Mientras tanto, el Estado nacional continúa pidiendo prestamos para poder pagar los intereses de la deuda. Para entonces se viven días agitados. El 19 de diciembre de 2001 se produce un estallido social. Comienzan los saqueos en supermercados y comercios. La respuesta del presidente ante un pueblo castigado por la pobreza y el hambre es el estado de sitio y la represión. La deuda externa oprime y asfixia a la Patria.

Néstor tenía presente que bajo la presión de los organismos financieros internacionales, no había crecimiento posible. Para crear trabajo, alimentar a los hambrientos, curar a los enfermos, construir casas, escuelas, rutas… había que terminar con las relaciones carnales. En 2004, el presidente renegocia la deuda (que se había dejado de pagar a fines de 2001) con bancos y acreedores privados. Se proponen quitas a los intereses y se reformulan las fechas de pago. Un año más tarde, se decide pagar el total de la deuda que el país tenía con el FMI. Con esta decisión, se ahorraron intereses, pero por sobre todas las cosas, se termina con la tutela ejercida por el FMI a través de sus planes económicos, consiguiendo resignificar la Independencia Económica y la Soberanía Política. El aprendizaje: el endeudamiento constante dificulta el crecimiento del país y lo somete a las decisiones de los centros de poder internacional. La negociación fue decisiva para construir una economía nacional, que pueda insertarse en el concierto global con una autonomía impensada tan solo una década atrás.

En el 2010 en gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, realiza un nuevo llamado de acreedores para incorporar a los que no habían acordado antes.

Quienes no entraron en esa negociación, comienzan a litigar contra la Argentina en la justicia norteamericana. De esta forma, se asegurarían una ganancia del 1600 % pero además y fundamentalmente, que la reestructuración de la deuda se desplome para que la Argentina siga sometida a la especulación, el saqueo y la opresión del capital financiero internacional.

Los fondos buitres nunca le prestaron un solo dólar a la Argentina.

El pasado 30 de marzo, la cámara de senadores de la Nación aprobó la “ley de normalización de deuda pública”, como eligió llamar el gobierno al pago exigido por los buitres y su representante legal Griesa. Muchos diputados y senadores votaron en contra del mandato popular, de los intereses que debían defender y por lo cual fueron elegidos. La Historia juzga a cada uno de nosotros, más aun, a aquellos que tienen representación institucional por el voto popular. En este caso, no habrá absoluciones.

El peligro inminente es un pedido igualitario de todos los acreedores que entraron en la renegociación, lo cual dispararía nuevamente la deuda a montos siderales e impensables para la Argentina.

Este es el objetivo de Griesa, de los fondos buitre, del capital especulativo internacional y de la representación económica de la alianza neoliberal de cambiemos: ver nuevamente a la Patria de rodillas con su pueblo doblegado por el hambre, la desocupación y la miseria.    

                                                                                   

 

        

 

 

       

Compartir esta nota en