Oveja Negra

LA ENVIDIA DE LOS SAPOS, NUNCA PUDO TAPAR EL CANTO DE LOS RUISEÑORES


30 de julio de 2018

Oveja Negra

Editorial semanal de Oveja Negra, lunes 30 de julio de 2018.

Por Colectivo Oveja Negra

Mayo de 1952. Evita, por última vez, le hablaba a sus Descamisados. En aquel mensaje le dejaba en claro al pueblo trabajador, que la victoria de los humildes, solo podría alcanzarse con la victoria del peronismo. La necesidad de derrotar a los traidores de adentro y de afuera, que en la oscuridad de la noche, intentarían envenenar los destinos de la Patria misma. Jamás, dijo Evita, podrán detener a un pueblo de pie. Así como jamás la envidia de los sapos, pudo acallar el canto de los ruiseñores.

En su último disco, “el Ruiseñor, el amor y la muerte”, el Indio Solari se pregunta si no será pecado aguantar, que decidan de una vez derramar. En los tiempos que corren, esa misma pregunta se andan haciendo aquellos que “garantizaron la gobernabilidad” a una manga de miserables de los que no se podía esperar otra cosa que la miseria que están sembrando. El blindaje garantizado en estos años, cruje de manera más frecuente, aunque los cínicos siempre tienen a mano las más tontas razones para mentir a gusto.

El epílogo de Cambiemos explotará en crisis, Mauricio Macri será recordado con vergüenza por propios y extraños, negado por sus votantes, blindado por sus socios económicos y encubierto por una corporación judicial que seguirá obediente los designios de un puñado de corporaciones económicas que habrán incrementado su poder económico de una manera salvaje, y pretenderán -escondidos tras sus balances- seguir condicionando los destinos del país por los próximos veinte años, gobierne quien gobierne la Argentina.

Así como no era necesario ser una luminaria para advertir, en aquella “campaña del miedo”, las nefastas consecuencias que sufriría nuestra Patria ante un triunfo de Cambiemos en el 2015, tampoco es necesario ser una luminaria hoy, para advertir que en el 2019, quien derrote al neoliberalismo en las urnas, deberá además enfrentarse a un conjunto de grupos económicos que durante cuatro años han logrado concentrar riquezas, consolidado su posición hegemónica en sectores trascendentes de la economía nacional y desmantelado los resortes de políticas públicas que puedan hacerle frente a la voracidad de sus intereses, con el único objetivo de seguir garantizando el disciplinamiento de los futuros gobiernos para beneficio exclusivo de sus propietarios y casas matrices.

Reflexionar sobre esto, debiera aportarle profundidad a los debates que le esperan a la militancia y las tareas indispensables que deben atravesar a sus organizaciones en esta etapa en la que se presentan tres objetivos simultáneos: enfrentar una nueva fase, más brutal y profunda, del ajuste sobre los ingresos de nuestro Pueblo para trasladar la riqueza hacia los balances de las corporaciones; construir una propuesta electoral que exprese el mayor punto de unidad posible para derrotar al neoliberalismo en las urnas; y consolidar la organización popular necesaria para enfrentar a los grupos económicos que no aceptan las condiciones de la democracia para torcer sus decisiones.

Los compromisos asumidos con el FMI, sumado a la voracidad de las demandas formuladas por las empresas monopólicas que controlan el sector agroexportador, el sector financiero, el sector energético y la corporación patronal en su conjunto, permiten asegurar que la dimensión del ajuste que intentará consolidar Mauricio Macri desde el gobierno es aún más grande de lo que podíamos sospechar. Las recientes decisiones de ajustar las asignaciones familiares y el manoteo permanente de los fondos de jubilaciones y pensiones, marcan el pulso de lo que se viene.

No hay otro escenario para enfrentar las políticas de ajuste que la calle, ahí donde hemos visibilizado el masivo rechazo que genera cada iniciativa del gobierno, y allí donde hemos comenzado en diciembre a hacer sentir las consecuencias de su retroceso.

La organización popular, su capacidad de movilización, y la traducción de ese enfrentamiento en agenda política, debe ser la piedra fundante de una propuesta programática que nutra el escenario electoral. Construir una propuesta potente en términos electorales no se reduce a encontrar a los candidatos o las candidatas que nos permitan alcanzar una victoria, si no a quien sintetice voluntad política y el poder suficiente, para consolidar una propuesta que no se traduzca en un nuevo fraude a la voluntad popular.

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