El CORDOBAZO, EN CLAVE FEMENINA
03 de mayo de 2021
En mayo de 1969, el descontento popular contra el régimen militar, instaurado tres años antes con el derrocamiento del presidente radical Arturo Illia, comenzó a manifestarse con huelgas y marchas en las ciudades más importantes del paÃs.
Por Heidi de Lourdes Raimondo
Me estremecieron mujeres
que la historia anotó entre laureles
y otras desconocidas gigantes
que no hay libro que las aguante.
Silvio RodrÃguez
En mayo de 1969, el descontento popular contra el régimen militar, instaurado tres años antes con el derrocamiento del presidente radical Arturo Illia, comenzó a manifestarse con huelgas y marchas en las ciudades más importantes del paÃs.
El gobierno de OnganÃa, además de infringir las libertades públicas, imponÃa una polÃtica de congelamiento de salarios de la mano del ministro de EconomÃa Adalbert Krieger Vasena, por la que se derogó la Ley del "sábado inglés", una medida que establecÃa que cada hora trabajada después de las 13 de esa jornada, debÃa pagarse doble.
En Córdoba, por esos años el centro de la industria automotriz y metalmecánica, rechazo la medida y, a pesar de las divisiones, el movimiento obrero alcanzó rápidamente un acuerdo para realizar una huelga general.
De esta forma, AgustÃn Tosco -dirigente de Luz y Fuerza enrolado en la izquierda clasista y referente de la CGT de los Argentinos- acordó junto con Elpidio Torres (Smata) y Atilio López (UTA) -ambos de extracción peronista- la realización de un plan de lucha.
En un plenario, celebrado el miércoles 21 de mayo, los dirigentes gremiales redoblaron la apuesta y convocaron a un paro activo de 37 horas que se iniciarÃa a las 11 del jueves 29 de ese mes en curso.
Esa mañana de jueves, la capital cordobesa amaneció sitiada por la PolicÃa, que se apostó sobre los puentes ubicados sobre el rÃo SuquÃa.
Los primeros choques ocurrieron en torno a los puentes sobre la cañada del SuquÃa, y, cerca de las 13hs, la policÃa no pudo contener la movilización que, a pesar de los gases lacrimógenos y las ráfagas de FAL, rebasó los bloqueos.
Ante esta situación, OnganÃa ordenó al Tercer Cuerpo de Ejército retomar el control de la capital mediterránea, lo que pronto se concretó con aviones de la Fuerza Aérea sobrevolando la ciudad.
Si bien el Ejército evitó el combate nocturno, retomó barrio por barrio el control de la ciudad de Córdoba en las primeras horas de la mañana del viernes 30, mientras dispersaba a los últimos grupos de manifestantes.
Tosco fue detenido en la sede de Luz y Fuerza y se lo sometió a un Consejo de Guerra, que lo condenó a 8 años de prisión, al igual que a Torres, a López y a otros dirigentes.
La participación de las mujeres
En mayo de 1969 Marta SagadÃn contaba con 31 años de edad militaba en el barrio donde vivÃan, llevando a cabo su trabajo polÃtico, cuando estalló el Cordobazo, Marta se puso en contacto con otras organizaciones barriales para ir al centro de la ciudad. Una vez allÃ, decidió marchar con las mujeres que tenÃan a sus maridos entre las columnas de los obreros de Luz y Fuerza, de Fiat, de IKA, del gremio gráfico y del transporte (Fulchieri 2018).
La intensidad con la que Marta vivió esa instancia de lucha fue similar a la que sintió Isabel Guzmán, una adolescente que cursaba sus estudios secundarios en una escuela nocturna de la ciudad de Córdoba (Fulchieri 2018). El 29 de mayo, cuando supo que habÃa comenzado el conflicto, optó por ir a la plaza en la que solÃa encontrarse con sus compañeros y compañeras. Prontamente empezaron a llegar estudiantes universitarios, amas de casa, empleados informales, por lo que Isabel y sus amigos resolvieron sumarse a la movilización.
Otra participación femenina, a destacar ha sido la de Cristina Salvarezza, una joven cordobesa nacida en 1946, que estudiaba Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba y también militaba en el “Movimiento contra la Represión”, una organización amplia que reunÃa a diversas agrupaciones (Fulchieri 2018). Cuando se anunciaron por la radio las noticias sobre el avance de las columnas obreras y los enfrentamientos con la policÃa, Cristina y sus compañeros y compañeras, decidieron ir para el norte de la ciudad, tal como lo habÃan acordado anteriormente, para reforzar las barricadas.
En las vivencias de Marta, Isabel y Cristina, podemos observar que se trataba de mujeres muy distintas entre sà por sus edades, por sus experiencias de vida, por sus preferencias polÃticas, por sus orÃgenes de clase, pero que sin embargo, cuando se dio el hecho, ellas y otras mujeres estuvieron allÃ, juntas, al igual que los varones, marchando y poniendo su cuerpo en el conflicto, es asà como ellas permiten relatar la participación de las mujeres de un mayo cordobés que marcó un antes y un después en la historia argentina.