Oveja Negra

Cuando la mentira es la verdad


19 de julio de 2018

Oveja Negra

Reflexiones del sacerdote del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres, Eduardo de la Serna, sobre la manipulación de la verdad en el modelo comunicacional del Gobierno.

por Eduardo de la Serna * 

El tema de “la verdad” es siempre complejo, es arduo, es relativo. Los filósofos hacen miles y miles de años que debaten el tema sin acordar. Pero, además – y sin pretender siquiera profundizar un poco el tema – hay que tener en cuenta que también importan los receptores de la supuesta “verdad”. Verdad que se acepta o no, se “cree” o no. Una mentira disfrazada y bien maquillada puede “venderse” como verdad y creerse como tal. De eso viven muchos y muchas.

Por supuesto que para aceptar algo como verdad o mentira uno debe conocer los hechos, y de cuántos más elementos disponga más posible es que acierte en la conclusión. Pero, y precisamente porque en centenares de ocasiones, la verdad/mentira es una mercancía, los emisores disimularán (o hasta negarán) lo que afecta a sus intereses. Y esta mercancía puede ser un alimento, un medicamento o un candidato. Y, por supuesto, vendiendo la mercancía, el vendedor, a su vez, se enriquece. No importa que el medicamento cure, lo que importa es que se venda.

¿Por qué Clarín y La Nación silenciaron durante casi un mes los aportantes “truchos” a la campaña de Cambiemos y ahora que el grito se transformó en aullido hablan de los “aportantes a las campañas políticas”? ¿Qué quieren disimular o esconder con “todos”? ¿A qué gobernadora quieren blindar? ¿Por qué junto a estas noticias insisten una y otra vez en la (incomprobada) “corrupción K”?

¿Por qué en la conferencia de prensa Macri repitió una y otra vez la palabra “tormenta” (una tormenta es inevitable, sus políticas de gobierno no) y siguió repitiendo que la inflación va a bajar un 10% sin ningún micro elemento que invite a creerle?

¿Por qué después de ignorar el tema (o acusar a los kirchneristas por ello) de los aportes truchos de los que legalmente ella es la principal responsable, Vidal no tuvo más remedio que echar a la contadora María Fernanda Inza, cuyo nombramiento había sido publicado el día anterior (es decir, nada importa hasta que estalla)? Fue curioso en su conferencia de prensa (¿otra?) convocada para hablar de los planes sociales (sic) como para dejar claro que “al tema de las denuncias no le damos entidad”, pero, ante la “sorpresiva” pregunta (¿preparada?) del periodista de Radio Provincia aprovechó para decir lo que “no iba a decir” y descargó tres medidas que había tomados al respecto (si no le preguntaban, ¿no nos enterábamos de lo que ocurriría con la efímera contadora?).

“el presidente y el tesorero del partido y los responsables políticos y económico-financiero de campaña serán pasibles de inhabilitación de seis (6) meses a diez (10) años, para el ejercicio de sus derechos de elegir y ser elegido en las elecciones a cargos públicos cuando: a) autoricen o consientan la utilización de cuentas distintas de las establecidas en esta ley para el financiamiento de la actividad del partido político o de la campaña electoral b) no puedan acreditar debidamente el origen y/o destino de los fondos recibidos” (ley 26.215, de financiamiento de los partidos políticos, art. 63).

Pero ambos, Presidente y Gobernadora, estoicos y firmes, para que quede claro que – al decir del increíble ministro Frigerio – “no vamos a apañar a nadie”, repitieron que se ponen “a disposición de la justicia”. Es decir, el implacable juez Claudio Bonadío y la despiadada Laura Alonso desde la Oficina anti-K (¡no!, perdón, Oficina Anti-corrupción) le morderán los talones a cualquiera que amague sacar los pies del plato. ¿Esto es creíble?

Y para no quedar rondando en un solo tema no quiero dejar de hacer mención a la situación de Nicaragua. Escucho voces “creíbles” que afirman que las noticias que circulan son ciertas y Daniel Ortega se ha transformado en un autócrata, o un dictador, mientras que otros igualmente creíbles afirman que es una campaña de la CIA con el apoyo de USAID y demás espacios imperiales. Mirando muchos que alertan por la situación debo decir que resulta creíble. Y no sería la primera vez que un militante guerrillero de ayer es un traidor a sus luchas pasadas (¿no, Pato?), pero tampoco sería la primera vez que la CIA despliega una campaña de mentiras para que un golpe por ellos deseado no sea socialmente rechazado (Pinochet y Videla fueron beneficiarios de estos “detalles”, por ejemplo). Lamentablemente, ver obispos y curas llorando en cámaras “no me mueve el amperímetro”. No es la jerarquía lo que me resulta garante de la “verdad” en estos casos, sino su militancia en favor de la vida y los derechos. Y no me consta de ellos en estos casos (tampoco lo contrario, por cierto). Si Romero, Samuel Ruiz, Helder Cámara, Arns o Angelelli lo dijeran creo que su “militancia evangélica” los avalaría; pero no sería la primera vez que sectores de la Iglesia son cómplices de luchas antipopulares (¿no, Christian?).

En la política nacional la consigna parece ser “hablar de lo que sea”, no dejar de decir cualquier cosa, total, la gente es desmemoriada y lo dicho ayer no se recuerda hoy (¿no, Jaime?). La cosa es una suerte de “bombardeo” de “verdades” (muchas incomprobables, o simplemente mentirosas), la cuestión no es que sean verdad, sino que sean compradas, esto es, creídas. “El presidente no duerme, preocupado por la pobreza” dijo la inefable Mirta (la misma que dijo que “el presidente lloraba”, cuando salimos “campeones” (sic) mundiales de fútbol en 1978).

 

* Eduardo de la Serna es Sacerdote del Grupo de Curas en la Opción por los Pobres.- 

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