Oveja Negra

CRÓNICAS PEREGRINAS: LA FE DEL PUEBLO POR ANGELELLI


25 de abril de 2019

Oveja Negra

Martin nos comparte la experiencia diaria en su recorrido hacia La Rioja, donde se llevará a cabo la beatificación de monseñor Enrique Angelelli, los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville y el catequista laico Wenceslao Pedernera. La misma fue impulsada por el Papa Francisco tras considerar que la vida, las expresiones, la lucha y la acción pastoral consecuente que tuvieron cada uno de estos mártires riojanos en el contexto social y político de 1976 condujeron a su asesinato.

Por Martín Mora*

 

Comenzamos con el hermano Maxi nuestro camino hacia La Rioja, al encuentro con hermanas y hermanos, al encuentro del Pueblo que celebra la beatificación de los mártires que, como dice la canción, “dejaron su sangre en el lodo”.

¿Cómo emprendimos el camino? Del mismo modo en que Jesús sugirió a sus primeros discípulos hacerlo: de dos en dos y sin dinero (Mc. 6:8), el mismo que sedujo al “loco” de Asís y en que el Papa Francisco nos invita a vivir como iglesia, una iglesia que sale al encuentro.

El día previo sorteamos las binas, seis itinerantes de los cuales dos salieron ayer y cuatro hoy bien temprano. El punto de partida fue el peaje de Acceso Norte rumbo Campana. Allí nos recogió Federico, que iba rumbo a Rosario. El es ex alumno de la Escuela San Antonio de Padua, conoce del carisma franciscano y no dudó en levantarnos. Compartimos charlas sobre la vida y la realidad del país. Siempre intentamos en el camino escuchar a quienes se nos presentan y en los momentos de espera a la orilla de la ruta compartimos las resonancias del encuentro. En esta ocasión especialmente, también compartimos de que modo nos atraviesa la vida de los mártires, que no pudieron callar de tanto escuchar miseria y muerte, que se sintieron solitarios o no fueron escuchados por otros sectores eclesiales, que fueron perseguidos hasta su último grito de justicia.

Estas líneas las escribo cerca del medio día desde Rosario, desconozco aún donde las terminaré. Ahora llueve, pero confiamos en que la providencia pronto nos tendrá andando por la Ruta Nueve hasta Córdoba, compartiendo la vida con hermanos y hermanas, rezando y tocando en nuestro corazón la experiencia de nuestros mártires, mientras nos hacemos pueblo e iglesia en el camino.

Una de las cosas que me llenan el corazón y me motiva en este andar itinerante pensando a Angelelli, es que fue un hermano que supo escuchar las necesidades del pueblo y denunciar las injusticias. Me interpela por todos lados y lo hace en lo más profundo de mi vocación, invitándome a profundizar en mi llamado y entrega. Pienso en cuando el con un grabador visitaba a sus vecinos para dejar así constancia de lo que se vivía en aquellos años oscuros, pudiendo recopilar varias denuncias de injusticias y violencia padecidas en la última dictadura. De alguna manera me siento invitado a poder escuchar la realidad que estamos viviendo, entregar la vida, escuchar las necesidades del pueblo y poder gritar frente a las injusticias. No se aún como se hace y creo que en Angelelli y los hermanos mártires me inspiro. Voy a Jesús a través de sus miradas.

Reflexionaba el hermano Cristian, que salió en otra dupla, que esta beatificación tiene una connotación diferente a otras, pues no se trata esta vez solo de poner en valor la vida de personas sino que es político, es parte de la historia Argentina. En el martirio de cuatro hermanos está la vida de muchos otros que por ocasiones similares ya no están. Como argentinos, en ocasión de estas beatificaciones, podemos celebrar que para Dios no hay nada desaparecido sino algo ofrecido, fecundo, que crece, un grito con rostro de sanación de nuestra historia.

Termino la crónica de este día alrededor de las seis de la tarde, por Villa María, reparándonos con Maxi de la lluvia debajo de un puente, luego de tres encuentros con diferentes personas que nos fueron acercando de un punto a otro. El último tramo fue junto con Romeo, un jóven cordobés. Descansaremos esta noche en Córdoba, para seguir mañana temprano y llegar a destino lo antes posible.

Agradecemos y celebramos las vidas de Enrique, Gabriel, Carlos y Wenceslao, porque gracias al modo de su entrega hoy son bandera para nosotros.

 

Hoy estamos aquí y mañana habrá otros rezando por nosotros, como nosotros estamos rezando ahora por Gabriel y Carlos.” Homilía de Monseñor Angelelli el 22 de Julio de 1976, con motivo del entierro de los mártires Gabriel y Carlos, secuestrados y asesinados el 18 de Julio de 1976 por la Dictadura Militar.

 

 

*Hermano Franciscano. 

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