Oveja Negra

Cátedras Bárbaras


08 de agosto de 2017

Oveja Negra

Vayan al futuro, tráiganlo y siémbrenlo aquí. - Mensaje de Hugo Chávez a la militancia


Por Shai Francavilla

Las banderas se despliegan en el inicio de una intensa jornada. El sol atraviesa los ventanales del local de FOETRA-Morón, donde dará comienzo una nueva Cátedra Bárbara.

Los rayos de febo van iluminando los trapos de las distintas organizaciones políticas y sociales que han respondido al llamado una vez más. Puro color, pura mística.

Pareciera que la unidad va queriendo. Y es que cuando hablamos de las cosas, cuando nos cargamos al hombro la Argentina desde el pensamiento programático, es imposible no hermanarnos.

Militantes del campo nacional y popular, junto a trabajadores del astillero Río Santiago e integrantes de FOETRA entre otros, se congregan en otra asamblea, dejando las pequeñas diferencias que dividen, para imponer en primer lugar lo que más importa: la Patria.

Y anda por el aire un olorcito a lo nuevo, un perfume que invade todos los poros, es el aroma de la esperanza. Y la muy indiscreta no se detiene, no le tiene miedo a nada, avanza con paso firme creando su propio tiempo, haciendo temblar al sistema.

El debate convoca a más de 150 compatriotas. El orador cardinal es Angel Cadelli, quien pateando el tablero refuta mitos y leyendas, convidándonos a caminar por la Historia del Pensamiento a partir de la siguiente consideración: “La deuda externa argentina, que democráticamente nuestros representantes políticos aprobaron ¿es una operación financiera o es geopolítica imperial? La sagrada democracia ¿es garantía de derechos de un pueblo soberano o también es geopolítica imperial?”

Hay algo perverso que nos impone el sistema y es la naturalización de la dominación. Es establecer como única verdad, como única posibilidad lo ya instituido. “La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”, decía a puro tino Rodolfo Walsh. Y tenía razón. Nos convidan a olvidar los orígenes, no sólo los nuestros, sino los del propio sistema.

Por eso en esta tarde de fogón patriótico nos remontamos a la antigua Roma y a la vieja Grecia, ahí donde nace la política. Porque la política es un invento greco romano.

La palabra política es griega, ta politika, que deriva de polis. Los nacidos en la polis (los politikos) eran libres e iguales entre sí y ante la ley. Tenían el derecho incuestionable de discutir en público cuestiones de la ciudad. Derecho al que no podían acceder los esclavos, extranjeros, mujeres, niños y pobres.

Las relaciones de poder, la alianza entre riqueza, religión y violencia tienen más de 4.000 años de antigüedad. Y nos hemos dado a la tarea de sumergirnos en esa historia.

En Roma, la que viene a sustituir ta politika, es la palabra res publica (asuntos de roma). Y estos “asuntos” eran dirigidos por el populus romanus... los patricios nacidos libres e iguales, como en Grecia. Ya podíamos vislumbrar quiénes quedaban excluidos del modo de participación en el poder romano.

Las relaciones de poder, la alianza entre riqueza, religión y violencia tienen más de 4.000 años de antigüedad. Y nos hemos dado a la tarea de sumergirnos en esa historia, descubriendo que, desde sus inicios, la democracia ha sido una simple formalidad que encubre y mitiga la verdadera esencia de la política: disputa de intereses, lucha de voluntades. Y aunque ni Roma ni Grecia hayan logrado construir una sociedad justa, igualitaria, sin clases y feliz, fueron capaces de crear la política como la solución para remediar los conflictos y diferencias internas que vivían en aquel entonces. Desarrollaron los espacios públicos donde el debate se realizaba entre pares y las decisiones se tomaban a través del voto ¡asambleas griegas y senados romanos! Espacios públicos donde nacía el sujeto colectivo que algunos hoy llamamos Pueblo. Y a eso le debemos respeto.

Pero no nos detenemos ahí. Nos hemos encontrado en Cátedra Bárbara no sólo para hablar del pasado, sino del presente, del futuro (todo se trata de tiempo, che)... y de la liberación.

Cortando amarras que nos atan a mal puerto de opresión, nos metemos de lleno en la existencia humana, cuya sustancia es el tiempo. Esencia que olvidó el materialismo dialéctico cuando explicó la historia de la humanidad. Tiempo con el que el hombre, al producir cultura y cultivar su espíritu, se desarrolla como tal. Es ésta conditio sine qua non la que nos diferencia de las plantas, que atrapan energía para subsistir; y de los animales, que necesitan atrapar territorio y abastecerse de recursos para vivir. Entonces descubrimos que atrapar territorio y abastecerse de recursos para vivir es a lo que se ha dedicado el capital imperialista, lo ha hecho a lo largo y ancho de toda nuestra Patria Grande del Caribe y la América del Sur, apropiándose de todas nuestras riquezas naturales, de todos nuestros recursos. Y lo ha hecho salvajemente, sin ruborizarse, destruyendo a su paso nuestra humanidad, convirtiéndonos en animales que sólo disputan territorio y bienes materiales para subsistir, porque nos roba el tiempo con el que podríamos desarrollarnos espiritual y físicamente, culturalmente. Tiempo con el que podríamos definirnos como seres libres.

El tiempo libre entonces, debe convertirse en un producto primario del proyecto de liberación, permitiendo la expansión del esparcimiento popular y la educación general a enormes niveles. Esa es la meta espiritual. La comodidad y el tiempo libre son indispensables para pensar bien.

Y en este punto viajamos al futuro, lo vislumbramos en todo su esplendor y lo traemos acá, para convertirlo en el Socialismo del Siglo XXI, de la mano de las Trabajadoras Sociales XXI, aquellas mujeres que han elegido la opción preferencial por los pobres, sin pedir nada a cambio. Será a través de ellas, ese nuevo sujeto histórico que vimos en el futuro, que lograremos la transformación política, social, económica y espiritual que estamos impulsando.

Anidan en nosotros los más hermosos sueños del mundo, y los haremos justicia social.

Serán ellas junto al Estado Empresario quienes le darán trabajo al desocupado, vivienda al sin techo, salud al enfermo, educación al inculto, consumo al necesitado y fabricará tiempo a favor del pobre. Porque como dijo Cristina Fernández: “la Patria es el otro” si, y sobre todo cuando ese otro es pobre.

La jornada se cierra a todo pulmón con el Himno Nacional, manos en el pecho y dedos en V, sabiendo todos los presentes que nada fuimos, nada somos y nada seremos. Sin embargo anidan en nosotros los más hermosos sueños del mundo. Y los haremos justicia social.


  

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